Juan José Cortés, el padre de Mari Luz, la niña de cinco años que murió asesinada en 2008 en Huelva, ha reconocido que el contratiempo en las labores de rescate de Julen del pozo de Totalán de más de 100 metros de profundidad en el que cayó hace ya nueve días es «como un jarro de agua fría», pero ha considerado que «no tenemos que dejar de seguir alimentando la esperanza».
Cortés, que lleva desde el primer día apoyando a los padres del pequeño de dos años, ha asegurado a los periodistas que aunque las tareas se vayan a retrasar por dificultades técnicas en el encamisado del pozo paralelo que ha obligado a volver a perforarlo y hacerlo más grande, «la operación no se paraliza y seguimos con el mismo objetivo y la misma esperanza de sacar a Julen con vida de ahí».
Ha asegurado que «a veces no se cae en que se puede producir un milagro y que cosas más extraordinarias han pasado a lo largo de la historia», apuntando que esa esperanza «hay que mantenerla porque una persona no se puede mantener si no le inyectas esa esperanza».
«Todos esperamos ese gran milagro de que Julen salga con vida y toda España está con él», ha insistido, apuntando que «no nos planteamos otra cosa». Ha considerado que el sentimiento de dolor «no se puede gestionar a no ser que tengas herramientas» y ha añadido que hay «como una explosión de esperanza que les llega» –a los padres–.
Aunque ha reconocido que «los minutos se hacen horas y las horas semanas», ha insistido en que «nosotros no tenemos que dejar de seguir alimentando la esperanza», señalando que cuando los padres ven en las redes sociales canciones o mensajes de apoyo y esperanza hacia Julen «les da un subidón importante».