Si tenemos que compartir nuestro espacio y tiempo con
alguien, que tiene dificultad para controlar su temperamento,
deberemos ayudarle a través de la amabilidad, a cambiar
su clima emocional.
Eso no significa, que carezcamos de personalidad, todo lo
contrario. » Una persona con verdadera personalidad crece
de manera simple y natural, como la hace una flor o un
árbol. Nunca entra en discordias. Nunca discute o pelea.
No necesita mostrar nada. No tiene nada y al mismo tiempo
lo tiene todo. No se entromete en la vida de otros, ni les pide
que sean como ella. Quiere a los demás por ser diferentes,
y aunque no se entrometa en sus vidas, jamás les niega
su ayuda». Cuando los nervios están a flor de piel, es bueno
resistirse a decir lo que se piensa, hasta que exista el clima
adecuado para el diálogo.