Un cambio súbito en el Gobierno central, la consolidación del feminismo como un agente social de primer orden o la irrupción de partidos de ultraderecha ocurren al tiempo que se recrudecen los avisos de la imperiosa necesidad de un cambio de rumbo drástico en el actual sistema socioeconómico si se quieren evitar las peores consecuencias de un colapso climático, ambiental y social.
2018 ha sido un año vertiginoso. Una moción de censura desbancó al Gobierno del PP que había desarrollado una gestión muy negativa en lo ambiental y social durante sus seis años en el poder. El cambio de Gobierno trajo consigo muchas expectativas pero hasta el momento muchos menos cambios reales hacia la sostenibilidad y la justicia social. Hay mejoras en energía y clima, bastantes aún por concretar, pero un negativo continuismo en biodiversidad o agua por poner algunos ejemplos.
En materia de energía y cambio climático, en Katowice se ha demostrado una vez más que los políticos de todo el mundo no están a la altura del reto al que nos enfrentamos. Mientras se siguen incrementando las emisiones de CO2 mundiales y españolas nuestros timoratos planes de reducción de emisiones siempre encuentran trabas y dilaciones.
Ecologistas en Acción ha denunciado la falsa solución que supone la apuesta por el gas fósil, que no “natural”, así como la necesidad de dejar de quemar carbón cuanto antes si de verdad queremos mitigar el aumento de temperaturas. Pero también es necesaria la no renovación de los permisos de las centrales nucleares para evitar que funcionen mucho más tiempo que para el que estaban diseñadas, con los riesgos que comporta.
En biodiversidad hay mucho por hacer, sobre todo después del cambio que promovió el PP en el límite de su legislatura en la Ley de Patrimonio Natural, que permitió gran cantidad de excepciones para el uso comercial de diversas especies exóticas invasoras.
Ante la creciente sensibilidad sobre los problemas de la caza, se ha vuelto a poner en marcha el registro de personas no cazadoras, para enfatizar cómo la inmensa mayoría de la ciudadanía sufre las restricciones en el medio natural que impone el minoritario colectivo de cazadores con su impactante actividad. También se ha dedicado mucho esfuerzo a demostrar con casos prácticos la compatibilidad del lobo con la ganadería extensiva.
La minería extensiva, una actividad en auge, ha sido uno de los caballos de batalla de la asociación durante 2018. Se ha propuesto una nueva redacción de la ley, puesto que la actual es preconstitucional y no recoge apenas condicionantes ambientales. Además, justo este año se cumplía el 20 aniversario del vertido de Aznalcóllar. Otra actividad que está incrementándose de forma muy insostenible son las macrogranjas, por lo que el año próximo será objeto de una de las campañas prioritarias de la organización.
En lo relativo al medio marino y litoral, se han realizado campañas contra la sobrepesca. Como todos los años se ha inspeccionado todo nuestro litoral para señalar en el informe ‘Banderas negras 2018’ las peores zonas. También continuamos con las tareas de sensibilización en relación a los problemas que ocasionan los plásticos en el medio marino, a veces con actuaciones muy artísticas.
El 83% de los suelos europeos están contaminados por pesticidas, y el Estado español es el que más pesticidas usa de toda la Unión Europea. No es de extrañar que los estudios de Ecologistas en Acción corroboren, pues, la fuerte presencia de estas sustancias tóxicas en los alimentos cotidianos o en las aguas de nuestros ríos, como concluye el informe ‘Ríos hormonados’.
En materia de transporte, la tarea de denuncia de Ecologistas en Acción de la mala calidad del aire ocasionada por el tráfico en nuestras ciudades ha sido clave para la implantación de medidas como Madrid Central. Nuestro informe anual sobre calidad del aire sigue siendo la guía más actualizada y completa sobre esta materia. Este año nos hemos centrado en señalar los problemas que originan los vehículos diésel, o el consumo creciente de aceite de palma para llenar los depósitos de nuestros vehículos, además de la falta de rigor de las etiquetas de la DGT que parten de un principio falso: que los fabricantes de coches cumplen la ley en lo referido a las emisiones de sus vehículos. Pero lo más duro de todo fue la pérdida de nuestro compañero Mariano González, coordinador de esta área.
El premio Atila de este año se le ha concedido a Ecoembes por sus campañas de lavado verde y de activa oposición a los sistemas que pueden reducir el uso de envases, como los SDDR.
En 2018 también se ha observado con preocupación una reactivación rápida de la burbuja inmobiliaria, que tantos problemas sociales y ambientales nos ha causado en el pasado reciente. En este tema Ecologistas en Acción ha tenido éxitos importantes en los tribunales, como la paralización de la urbanización de la duna de Valdevaqueros o la admisión a trámite de un recurso contra la Operación Chamartín, en Madrid.
Buena parte de la actividad de la organización ecologista persigue la educación y sensibilización de la gente para conseguir un mundo más justo y sostenible. Por eso se han generado una gran cantidad de materiales educativos con alternativas viables, destacando los que cuestionan la felicidad asociada al consumo.
Durante 2018 Ecologistas en Acción ha seguido denunciando las negativas consecuencias de los acuerdos comerciales, como el de la UE-Japón, al tiempo que la organización ecologista ha empujado para que se apruebe un tratado vinculante que obligue a las empresas transnacionales españolas a cumplir los derechos humanos allá donde operen. Pero eso está muy lejos de cumplirse, como demuestra el informe ‘El IBEX 35 contra la vida’.
Ecologistas en Acción también es crítica con los planes relacionados con la Agenda 2030, en la que se realizan buenos diagnósticos pero no se pone coto a la causa real de los problemas. Y todo esto en un marco de involución democrática y de reducción de los derechos civiles que el cambio de Gobierno apenas ha modificado hasta el momento.
Entre las alegrías que ha traído 2018 ha destacado la fortísima y animosa presencia del movimiento feminista en las calles. Ecologistas en Acción apoyó desde el principio la huelga feminista del 8 de marzo, aportando el componente de la huelga de consumo. De hecho, el ecofeminismo está siendo una de las áreas con más participación y se ha desarrollado una herramienta para ayudar a la erradicación del patriarcado de la asociación, el patriarcalitest
Durante este año también ha habido tiempo para disfrutar reivindicando. El velero de Ecologistas en Acción se ha trasladado al norte en una campaña continua por el Cantábrico y se ha pedaleado por el centro peninsular en una nueva Ecomarcha, “En bici contra las minas”, entre muchas otras cosas.
Pero este 2018 también se ha cumplido un aniversario muy especial, los 20 años de la creación de Ecologistas en Acción, que se ha celebrado por todo lo alto y con una gran cantidad de actividades. Y todo ello porque la organización ecologista sigue convencida de la importancia de su actuación para ayudar a que este mundo sea mejor para todos sus habitantes, humanos y no humanos. Por eso, Ecologistas en Acción ha dicho y seguirá diciendo bien claro que no nos vamos a Marte.
