A muchos les parecerá que este artículo irá de cine. Y, en parte, podrían llevar razón, pues esta obra que comentamos se hizo mundialmente famosa, desde 1976, por la película Novecento, del director italiano Bernardo Bertolucci, fallecido recientemente, el 26 de noviembre de 2018.
La película, para los cinéfilos que la recuerdan, comienza con el Romanzo de Ennio Morricone, música que va introduciendo los títulos iniciales, con la sola imagen, durante casi 4 minutos, de la pintura de Giuseppe Pellizza “El Cuarto Estado”, que va ampliándose, desde un primer rostro, hasta el conjunto de personajes que llenan esta inmensa obra (de casi 5 metros y medio de ancho por otros 3 de alto) y donde, en primer plano, dos hombres y una mujer, con un niño en brazos, marchan encabezando una enorme y anónima marcha proletaria.
Giuseppe Pellizza nació el 28 de julio 1868 en Volpedo, un pueblo del Piamonte italiano, hijo de una rica familia campesina. El pequeño Giuseppe se entretenía copiando caricaturas y reproducciones de las revistas y periódicos políticos que circulaban por su pueblo, en el que su padre era un activista partidario del Risorgimento y de Garibaldi. El talento que desvelaba animó a los padres a darle una educación artística, y de ahí que con 15 años acabara en la Academia de Brera, en Milán. En Roma, Florencia, Bérgamo continuará sus estudios. Incluso un viaje a París, que se verá interrumpido por la muerte repentina de su hermana Antonietta. Tras un breve período en Génova, decide regresar a su pueblo, en 1891. Por esta época comienza a firmar sus cuadros con da Volpedo, en alusión a su pueblo. Al año siguiente se casa con Teresa Bidone, una joven campesina de 17 años.
En 1891, tras presenciar una manifestación de protesta de un grupo trabajadores, queda muy impresionado y comprende que en el futuro “se impone la cuestión social”, como escribe en su diario. Empieza la obra “Los embajadores del hambre”, que será el germen de otras similares, donde intenta plasmar una revuelta social en la Plaza Malaspina de Volpedo. En 1898 termina Fiumana, una obra de gran tamaño, y que es prácticamente igual a la que concluiría 3 años después, El Cuarto Estado, y que al principio había titulado “El camino de los trabajadores”. El título Cuarto Estado se inspiró en la lectura de la “Historia socialista de la Revolución Francesa”, de Jean Jaurès.
En esta obra, ya sentía que “no era la hora de hacer arte por arte, sino hacer arte para la humanidad, para la gente cotidiana y campesina”. Esperando el reconocimiento de la crítica, presentó su obra en la Cuatrienal de Turín, donde pasó inadvertida, y no fue comprada por ningún museo u organismo público, como él confiaba. Sin embargo, el éxito de El Cuarto Estado llegó fuera de las salas de exhibición, y gracias a las innumerables reproducciones y la prensa socialista. Para 1905 ya se había convertido en un símbolo de la clase trabajadora.
En la obra, Pelliza se inspiró en su pueblo y en sus gentes, que le servirán de modelos, reconocibles entre ellos. La escena que se enmarca en la plaza de su pueblo cuenta con las figuras femeninas de su esposa, que es la mujer que lleva el niño, en primer plano, y de la hermana pequeña de ella, su cuñada María Bidone, a la izquierda en la obra, acompañada, a su lado, por su marido. Para la figura principal, el hombre con barba en primer término, utilizó como modelo al carpintero de su pueblo, conocido como Gioanon, a quien acompaña a su derecha la figura de Giacome Bidone, sobrino del artista, y así todos los rostros de la primera fila de la marcha de los trabajadores, que se corresponden a personajes reconocibles en Volpedo.
El artista intentó, sin éxito, exhibir su obra en otras exposiciones. Finalmente, en 1921, sería adquirida, por suscripción popular, para la Galería de Arte Moderno, en el Castillo Sforzesco, de Milán. En la década de 1930, debido a su alto carácter simbólico, fue retirado por las autoridades fascistas italianas de la época, que lo guardaron en el depósito de la Galería, de donde fue recuperado y vuelto a exhibir en 1950. En 2010 llegó a su ubicación actual, al Museo del Novecento, junto a la Plaza del Duomo, en Milán.
Giuseppe Pellizza da Volpedo tenía dos hijas con Teresa Bidone, María (1899) y Nerina (1902). Los primeros meses de 1907 fueron muy trágicos. A la muerte de su tercer hijo, Pietro, recién nacido, le siguió muy pronto la de su mujer. Abrumado en la desesperación, el artista se ahorcó en su estudio, el 14 de junio de 1907, con 38 años de edad. Allí, junto al enorme lienzo del Cuarto Estado, se encontraba la novela de Zola “La obra”. En ella, el escritor cuenta la historia ficticia del brillante pintor Claude Lantier, y sus intentos fallidos de crear una gran obra para toda la sociedad. Al final de la novela, el pintor se suicida en su estudio, “colgado frente a su gran obra fallida”.
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