La autopsia realizada este martes en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Huelva ha acreditado que Bernardo Montoya, asesino confeso de Laura Luelmo, abusó también sexualmente de ella, además de golpearle con un objeto en la frente que le provocó la muerte entre los días 14 y 15 de diciembre, es decir, entre dos y tres días después de su desaparición en El Campillo (Huelva), han confirmado a Europa Press fuentes de la investigación.
Bernardo Montoya, con graves antecedentes penales, fue detenido a mediodía de ayer, 24 horas después de que apareciera el cadáver de la maestra zamorana de 26 años, confesando el crimen durante el interrogatorio policial durante la pasada madrugada.
Ya por la mañana fue conducido por los investigadores de la Guardia Civil a la casa de El Campillo, en la calle Córdoba donde también vivía de alquiler Laura Luelmo, para intentar reconstruir las circunstancias del crimen. Su llegada al pueblo provocó la movilización de un grupo de vecinos que rompieron el cordón policial e insultaron con gritos de ¡asesino! al criminal confeso. La juez de Valverde del Camino al frente de la investigación ha decretado el secreto de sumario.
Los agentes de la Guardia Civil, entre los que se encuentran expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) y del Servicio de Criminalística, creen que Bernardo Montoya maniató el miércoles día 12 a la joven maestra para meter su cuerpo en el maletero de su coche, un Alfa Romeo de color negro que es objeto de análisis, y con el que la llevó a la zona conocida como Las Mimbreras, a las afueras de El Campillo.
Los investigadores creen que la joven maestra pudo morir malherida en el paraje donde un voluntario dio la alarma el lunes de que estaba el cuerpo, al hallar ropa de mujer.
Durante el interrogatorio policial Bernardo Montoya, de 50 años y que acababa de salir de prisión en octubre por dos robos con violencia –antes estuvo en la cárcel por matar a una anciana–, ha incurrido en contradicciones e inexactitudes. Según él, discutió con la joven pero no llegó a consumar la violación, dato que sin embargo ha sido confirmado por la autopsia.
El equipo del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, que ha desplazado a la zona un laboratorio móvil y una helicóptero, está analizando los restos biológicos y las pruebas halladas para determinar con exactitud qué ocurrió entre el 12 de diciembre, el día de su desaparición, y el momento en el que la autopsia ha datado su muerte, entre el 14 y el 15 de diciembre, es decir, entre dos o tres días después.
El cadáver de Laura se encontraba boca abajo en un paraje a las afueras de El Campillo, en las inmediaciones de la N-435. Del mismo alertó sobre las 12.00 horas del lunes un voluntario que participaba en las labores de búsqueda, ya que encontró prendas de mujer. La Guardia Civil halló a unos 200 metros del lugar del hallazgo de las prendas el cadáver, semioculto en una zona de terraplén y matorrales.
Las Fuerzas de Seguridad también están analizando el coche negro marca Alfa Romeo que Bernardo Montoya conducía cuando fue detenido este martes.
El arresto se produjo cuando sospechó del seguimiento que le estaba haciendo la Guardia Civil, parando el coche en un punto entre El Campillo y el pueblo vecino de Cortegana para tratar de huir corriendo campo a través. El detenido fue llevado al puesto de Valverde del Camino, pero anoche se decidió trasladarlo a la comandancia de Huelva.
Al frente del interrogatorio se encuentran los expertos de la Unidad Central Operativa (UCO) que intervinieron en los casos de Diana Quer o el niño Gabriel Cruz. Disponen de un plazo legal máximo de 72 horas, antes de que Bernardo Montoya pase a disposición de la juez de Valverde del Camino, que ha decretado el secreto del sumario.
Se mantiene la búsqueda de pruebas consideradas claves como el teléfono móvil de Laura. En los días previos a su detención, la Guardia Civil tuvo controlado los movimientos de Bernardo Montoya, al igual que a su hermano gemelo Luciano, que estaba interno en la prisión de Ocaña (Toledo).
Posteriormente, el viernes día 19, los agentes pidieron a la prisión de Huelva que revisaran las cámaras del centro al tener constancia de que había disfrutado de un ‘vis a vis’ y había aparcado su coche al lado de unos contenedores, aunque esta diligencia no aportó novedades para la investigación.