Por Colin Packham
SÍDNEY (Reuters) – La salud mental de los refugiados confinados por Australia en la isla de Nauru, en el Pacífico, se ha deteriorado tanto que algunos niños se encuentran en un «estado semi-comatoso», incapaces de comer, beber o hablar, dijo el jueves Médicos Sin Fronteras (MSF).
Nauru es una de las dos naciones del Pacífico donde Australia detiene a cientos de solicitantes de asilo interceptados mientras intentan llegar al país en barco, una política criticada por Naciones Unidas y grupos de derechos humanos.
MSF, uno de los pocos grupos que evaluó de forma independiente a los refugiados en las restringidas instalaciones, ofreció atención de salud mental a solicitantes de asilo y residentes de Nauru hasta que la nación del Pacífico canceló su contrato el 5 de octubre.
«Durante nuestro tiempo en la isla, fuimos testigos de un deterioro significativo de la salud mental entre nuestros pacientes solicitantes de asilo y refugiados», dijo a periodistas en Sídney Paul McPhun, director ejecutivo del grupo de asistencia médica.
Los niños se encuentran entre los afectados por problemas de salud mental, dijo, aunque no dio un número específico.
«Muchos niños se encuentran en un estado semicomatoso, incapaces de comer, beber y hablar», dijo McPhun, quien agregó que algunos niños requerían la ingestión de líquidos por vía intravenosa.
Los representantes del Gobierno de Nauru y el Ministro de Asuntos Internos de Australia, Peter Dutton, quien supervisa las medidas en el centro, no respondieron por el momento a las solicitudes de comentarios.
Dutton dijo a periodistas el miércoles que le gustaría que se reubicara a los refugiados de Nauru en Australia, pero que eso alentaría a otros solicitantes de asilo a emprender el peligroso viaje en bote.
Las condiciones en el campamento de Nauru y otras instalaciones en la isla de Manus, en Papua Nueva Guinea, han sido criticadas por Naciones Unidas y grupos de derechos humanos.
McPhun dijo que la pérdida de la salud mental entre los refugiados en Nauru era «claramente atribuible» a su detención indefinida.
«Sorprendentemente, de los refugiados que hemos tratado, al menos 78 han intentado suicidarse, han tenido pensamientos suicidas y han intentado autolesionarse», dijo.
(Información de Colin Packham en SÍDNEY; traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)