Introducida en Europa a mediados del siglo XVI, se trata de una planta herbácea perenne provista de rizoma que es conocida de forma popular como lirio de día o lirio de San Juan
La planta del mes de octubre en el Jardín Botánico-Histórico de La Concepción tiene un pasado remoto, ya que convivía con cicadáceas y ginkgos en los grandes bosques por los que hace unos 250 millones de años habitaban los dinosaurios. Se conoce con el nombre común de helecho arbóreo australiano, ya que es originaria de Nueva Gales del Sur y Queensland (Australia).
El nombre de la especie honra al naturalista del siglo XIX Daniel Cooper, conservador de la Sociedad Botánica de Londres.
Las hojas o frondes son grandes, de más de 4 metros, y están dos veces divididas en foliolos; en condiciones apropiadas puede alcanzar los 15 metros de altura, de ahí el apelativo de “arbóreo”. Su tronco o estipe es en realidad un rizoma que crece verticalmente; en su base suelen acumularse raíces aéreas.
Las hojas caídas van dejando unas cicatrices ovoides muy decorativas. La apertura de una nueva hoja desenrollándose es una imagen llamativa; al igual que las bases de las hojas, están cubiertas de unas escamas color pajizo que le dan un aspecto curioso.
Los helechos arbóreos recuerdan por su aspecto a las cícadas o a las palmeras, pero no están relacionados botánicamente con ninguno de ellos. Tienen un enorme valor ornamental en cualquier jardín.
Se reproducen por esporas, que se dispersan por el agua o el viento con facilidad. Esta especie se ha naturalizado en algunos lugares, siendo una planta invasora en sitios como
Hawái o las Azores. En La Concepción puede verse cerca del Museo Loringiano y en un talud húmedo y sombrío por el que discurre la cascada Echevarría, en la zona en que se une al arroyo de la Ninfa.