- En los próximos días llegará a las librerías la última novedad de Candaya Narrativa: El artista más grande del mundo, de Juan José Becerra.
En esta obra, Becerra destila una prosa directa y original con la que consigue despertar la atención de lectores deseosos de historias poco convencionales. Después de La interpretación de un libro (2014) y El espectáculo del tiempo (Finalista del Premio Tigre Juan, 2016), Becerra regresa con más fuerza, con una obra deliciosamente perversa, erudita y rebosante de humor que nos vuelve a seducir con ese tono tan propio que lo destaca como una de la voces más radicales y fascinantes de la narrativa latinoamericana de nuestro tiempo.
SINOPSIS
El artista más grande del mundo existe. Se llama Esteban Krause y vive en España. Desde su mansión en las montañas soleadas del Penedès irradia gloria y poder, controla sus viñas, monta sus esculturas tanto o más grandes que el mundo y es el centro de fiestas interminables donde no falta literalmente nada. Al contrario, abundan los negocios, el sexo, las tormentas de amor y los pensamientos de Krause, resplandecientes pero cada vez más oscuros, mientras una pregunta comienza a acecharlo: ¿cómo es que ha llegado tan lejos?
Considerado por la crítica y los marchands un dios contemporáneo, temido por los gobernantes que ven en su figura la de un genio fuera de control, Krause lleva una vida de novela. ¿Quién va a animarse a contarla? Su amigo Juan del Valle, un escritor argentino que acaba de heredar una casa en el barrio más exclusivo de Buenos Aires e, inmovilizado por el dolor cervical, le habla a una máquina que absorbe su voz a cambio de no corregirle los errores.
POR QUÉ HAY QUE LEER EL ARTISTA MÁS GRANDE DEL MUNDO
- Después de La interpretación de un libro (Candaya, 2014) y sobre todo El espectáculo del tiempo (Candaya, 2016) (una novela total que fue finalista del Premio Tigre Juan 2016 y celebrada por El País como «un prodigio de la escritura” y como “una obra maestra” por Clarín), El artista más grande del mundo, confirma que la escritura de Juan José Becerra se revela cada vez más libre, original y provocadora. La singularísima obra narrativa de Juan José Becerra ha sido elogiada con mucho entusiasmo por la crítica argentina y española, que, en palabras de Walter Lezcano, lo considera «uno de los escritores más interesantes, intensos y conflictivos de la actualidad”.
- Si en El espectáculo del tiempo, Becerra se proponía desanudar la percepción del tiempo, en El artista más grande del mundo reflexiona sobre los límites del arte contemporáneo (y sobre el perverso influjo del mercado en él), la banalidad en el mundo de la cultura, la obsesión por la escritura, el sexo “de bestias” y sin límites (otra constante de la literatura de Juan José Becerra) o el espejismo de la amistad.
- Esteban Krause, en El artista más grande del mundo, es un extravagante escultor, un artista brillante y exitoso que tiene al público rendido a sus pies, una extraña fusión entre Duchamp y Dalí si hubieran vivido en el siglo XXI, que se codea (y cuestiona) con artistas reales como Jeff Koons, Damien Hirst, Ron Mueck, Yayoi Kusama. Krause es el protagonista de la novela que el escritor argentino Juan del Valle, impedido de escribir con las manos, dicta a una máquina. Con este hilo argumental Becerra ha escrito una sátira, tan divertida como delirante, que despertará la admiración de aquellos lectores, sedientos de tramas poco convencionales y apacibles.
- El artista más grande del mundo atraerá a los lectores por diferentes motivos: por su trama trepidante y adictiva, abierta como una jam session; por su electrizante prosa, llena de descargas de escritura automática y envolvente improvisación muy cercana a la oralidad (otro fuerte de Juan José Becerra); por sus personajes, intensos, conflictivos, arrebatadamente vivos, que funcionarán como un espejo deformado de muchos tipos humanos contemporáneos (de la esfera de la política, el arte y los mass media) que el lector reconocerá.
- El artista más grande del mundo también se puede leer como una intrépida crítica sobre la banalidad y el esnobismo de cierto arte contemporáneo: la vacuidad de sus símbolos, los perversos y oscuros sistemas de legitimación, el sometimiento al mercado y al poder.
