Aunque estemos viviendo una época donde lo audiovisual y lo digital está arrasando con lo analógico. Leer sigue siendo para los expertos uno de los hábitos que debemos mantener y sobre todo, trasmitir a nuestros hijos.
El consumo de series, películas, videojuegos y actividad en redes sociales, está desbancando uno de los entretenimientos más saludables para nuestro cerebro: La lectura.
Leer conlleva muchos beneficios, entre ellos reducir los niveles de cortisol, hormona que se segrega cuando estamos estresados. El hecho de que, para comprender y sumergirnos en la lectura de un libro, supongan un esfuerzo de concentración e imaginación considerables mucho más elevado que ver una serie o película, hace que nos aislemos, y podamos evadirnos de esos problemas o tensiones que arrastramos en el día a día.
La atención que debemos tener al leer, es un entrenamiento muy importante en niños, jóvenes y adultos. Ya que es un excelente ejercicio para la focalización y la memoria. La capacidad de concentrarnos en algo y no dispersarnos. Algo muy importante en los estudios, o en realizar tareas importantes en trabajo.
En la actualidad, también está menguando esta capacidad. Y la superficialidad y la rapidez están teniendo demasiada prioridad ante la capacidad para ahondar y la detención a la hora de enfrentarse a un tema, un trabajo, o un problema.
Una persona que lee es inevitablemente un mejor comunicador. Su vocabulario se amplía, su forma de expresarse está mejor estructurada, y tiene más habilidad para la comunicación verbal en general.
A nivel físico la lectura frecuente, fortaleza las conexiones neuronales. Por ello, un lector tendrá mejor funcionamiento cognitivo y será menos probable, y más lento la posibilidad de tener una enfermedad degenerativa como el Alzehimer.
El papel versus la pantalla
Es cierto que la tinta electrónica emula muy bien el papel. Pero nunca será igual que el papel de verdad. Según los expertos los libros físicos, el tacto, el olor, ver la portada genera más sintaxis neuronales y anclajes emocionales que un libro electrónico.
Hoy en día se puede comprar libros online en distintas plataformas, o tiendas de segunda mano. Visitar a los abuelos, o a los padres, que seguro tienen una pequeña biblioteca en casa abandonada y pedir prestadas algunas novelas.
Nuestra recomendación extra es que, elijamos aquellos libros nuevos que utilizan el papel reciclado y sean amigos de los bosques. Vivimos en tiempos que no solo corre peligro nuestro cerebro, sino que también nuestro entorno.
Aunque estemos viviendo una época donde lo audiovisual y lo digital está arrasando con lo analógico. Leer sigue siendo para los expertos uno de los hábitos que debemos mantener y sobre todo, trasmitir a nuestros hijos.
El consumo de series, películas, videojuegos y actividad en redes sociales, está desbancando uno de los entretenimientos más saludables para nuestro cerebro: La lectura.
Leer conlleva muchos beneficios, entre ellos reducir los niveles de cortisol, hormona que se segrega cuando estamos estresados. El hecho de que, para comprender y sumergirnos en la lectura de un libro, supongan un esfuerzo de concentración e imaginación considerables mucho más elevado que ver una serie o película, hace que nos aislemos, y podamos evadirnos de esos problemas o tensiones que arrastramos en el día a día.
La atención que debemos tener al leer, es un entrenamiento muy importante en niños, jóvenes y adultos. Ya que es un excelente ejercicio para la focalización y la memoria. La capacidad de concentrarnos en algo y no dispersarnos. Algo muy importante en los estudios, o en realizar tareas importantes en trabajo.
En la actualidad, también está menguando esta capacidad. Y la superficialidad y la rapidez están teniendo demasiada prioridad ante la capacidad para ahondar y la detención a la hora de enfrentarse a un tema, un trabajo, o un problema.
Una persona que lee es inevitablemente un mejor comunicador. Su vocabulario se amplía, su forma de expresarse está mejor estructurada, y tiene más habilidad para la comunicación verbal en general.
A nivel físico la lectura frecuente, fortaleza las conexiones neuronales. Por ello, un lector tendrá mejor funcionamiento cognitivo y será menos probable, y más lento la posibilidad de tener una enfermedad degenerativa como el Alzehimer.
El papel versus la pantalla
Es cierto que la tinta electrónica emula muy bien el papel. Pero nunca será igual que el papel de verdad. Según los expertos los libros físicos, el tacto, el olor, ver la portada genera más sintaxis neuronales y anclajes emocionales que un libro electrónico.
Hoy en día se puede comprar libros online baratos en distintas plataformas, o tiendas de segunda mano. Visitar a los abuelos, o a los padres, que seguro tienen una pequeña biblioteca en casa abandonada y pedir prestadas algunas novelas.
Nuestra recomendación extra es que, elijamos aquellos libros nuevos que utilizan el papel reciclado y sean amigos de los bosques. Vivimos en tiempos que no solo corre peligro nuestro cerebro, sino que también nuestro entorno.