Por Santiago Donaire Ecoingeniero – Ciprés Cupressus sempervirerens
Es una Conífera que se le denomina sempervirens por ser perenne y siempre vigoroso, que puede alcanzar hasta los 30 m. La forma de la copa dependiendo de las variedades va desde los más abiertos (horizontalis) hasta lo piramidales en forma de aguja (pyramidalis, tótem), de crecimiento rápido en los primeros años, florece a finales de invierno y últimamente hay un sector importante de la población que padece alergia a su polen. Es indiferente al tipo de terreno, aunque prefiere los suelos calizos, incompatible con los terrenos encharcados y/o de alta salinidad, aguanta la sequía y requiere mucho sol.
Éste árbol de la familia de las Cupressaceae tiene su origen en el Sur y Este del Mediterráneo, en España se naturalizó desde muy antiguo, se utiliza en jardinería y en repoblaciones. Su belleza ha contribuido a universalizar el uso en los lugares donde el suelo y las temperaturas le son propicias, es considerado como un elemento característico del paisaje mediterráneo.
La utilización en los cementerios, por su longevidad (hay censados ejemplares milenarios) le dio el sobrenombre de árbol de los muertos y por ello causa cierta repulsa en parte de la población. Es muy utilizado en jardinería, de hecho en algunos lugares se abusan de él tanto en jardines públicos como privados. Ya son varios los ayuntamientos que limitan su plantación masiva por los problemas de alergia que su polen genera.
Su madera es de color pardo amarillento claro, con grano fino, no es resinosa y desprende un aroma parecido a sus congéneres el Cedro o la Tuya. Se usa para la construcción de cajas esquisitas y en los trabajos de lutier. Atendiendo a su fama de incorruptible tradicionalmente es usado para la construcción de los ataúdes de los Papas.
Otra curiosidad de uso ancestral es la utilización para la construcción de barcos, en muchas islas griegas existe la tradición de que al nacimiento de una hija se plantaban 100 cipreses que pasaban a ser el dote en el momento de su boda, con ellos se construía un barco que daba sustento a la nueva familia. En la arqueología de los pecios en el Mediterráneo, se demuestra su utilización por griegos y fenicios, de hecho se ha llegado a afirmar que el arca de Noé estaba hecha de madera de ciprés.
Además de por su alto valor decorativo, por su madera, uso medicinal, se utiliza también como seto en contención del viento y guardar la intimidad en las medianerías de las zonas urbanas, sus raíces son pivotantes, verticales y por eso no afecta a muros junto a los que se le planta.
En los viejos tratados de medicina se le daba mucha importancia la utilización en la sanación de enfermedades, aunque hoy en menor medida sigue siendo utilizado su aceite esencial como vasoconstrictor (varices, hemorroides y flebitis) en aromaterapia (reumatismo, mala circulación, estrés,) contra el exceso de sudoración, acné, seborrea y base en numerosos productos cosméticos.
Es resistente al fuego por su alto contenido en agua en sus hojas, es frecuente ver en las zonas asoladas por los incendios forestales, entre la desolación, verdear algún ciprés sobreviviente, por eso se aconseja su uso en las repoblaciones en los lugares de mayor riesgo, las zonas de contacto entre bosques y zonas agrícolas o zonas habitadas, más propensas a los incendios.