Si ella decide marcharse, no pretendas ofrecerle rosas
frescas, quizás prefiera caminar por la orilla del río,
dejándose acariciar el semblante por la suave brisa,
escuchando el silbido que produce al pasar entre el
ramaje…
¡Planta rosas nuevas para que sus pétalos puedan
sentir algo por ti.
Una sonrisa, es como una luz en la ventana del alma
que indica con claridad que el corazón está en casa.
Se, que hay palabras, que se desvanecen como las
huellas de las gaviotas en la fina arena de la playa.
Solemos sufrir en demasía por aquello que nos falta,
en cambio, gozamos poco de lo que tenemos.
¡Incluso el corazón tiene razones, que la razón no tiene!.