Entre nubes de oro y nácar intentas esconderte,
pero las voces perdidas en el viento, tratan de
evitarlo.
Tú, la hoguera del sol alimentas, vistes el cielo
de azul, coronas la aurora de luz, música al río
das, y aroma a las olas del mar…
Vano es llorar a la juventud perdida, y vano es
buscar remedios a nuestros daños.
No sabes hasta que punto me encanta contemplar
tus senos finos, por una lengua de lebrel pulidos…
Son, como pórtico de limones desviados, por la canal
que asciende hasta el principio de tu garganta!!.