Mayor gasto militar, mayor compra y modernización de armamentos, aumento de la venta de armas a países que las utilizan para librar guerras a otros países, causando muertes y mareas de personas desesperadas que huyen, continuación o intensificación de nuestras misiones militares en el extranjero en apoyo de políticas neocoloniales de control de áreas y recursos estratégicos: ¡todo esto no aumentará nuestra seguridad en absoluto, sino que nos hará cada vez menos seguros!
Nos convertirá cada vez más en blanco de posibles ataques, así como en objeto de oleadas de personas desesperadas que tendrán que salir de sus países destruidos o despóticos en algún lugar del mundo. Porque huyen de nuestras guerras y de los regímenes despóticos que alimenta el rico Occidente. Después de todo, como nosotros los italianos hace más de un siglo, invadimos las Américas y otros países en busca de una vida mejor; o el trabajo, siendo humillados y discriminados en Alemania o Suiza.
Esta política, la de Estados Unidos, la de la OTAN -especialmente después de su agitación en la agresiva Alianza después de 1990, en lugar de su disolución- ¡nos hace estar cada vez menos seguros! Estados Unidos nunca ha abandonado una política de imperialismo, imposición, dominación y robo de recursos en todo el mundo. Y al pertenecer a la OTAN, nos subyugan a esta política, nos condenan (¡consuelan o cómplices!) a tener más de 100 bases militares estadounidenses y de la OTAN en nuestro territorio, y nos arrastran a participar en guerras.
Todo esto es exactamente lo contrario de nuestra seguridad, es una política contraproducente para nuestro país y nuestro pueblo, es antitética a lo que sería nuestro interés.
Si, por el contrario, comenzamos a reducir el gasto militar, dejamos de vender armas en primer lugar a los países que las utilizan en guerras claramente destructivas, adoptamos una política internacional de no intervención militar por ningún motivo, desarrollamos relaciones de coexistencia y cooperación pacífica con todos los países, cercanos y lejanos, abandonamos la lógica de explotación de los países del llamado Tercer Mundo, nos fijamos el objetivo de reducir las desigualdades y las injusticias, tanto a nivel interno como internacional: ¡sería una verdadera seguridad!
Nuestros enemigos desaparecerían, porque ningún pueblo puede tener éxito con un pueblo amistoso y cooperativo. No hay pueblos enemigos: ¡sólo pueblos que tienen sobriamente los intereses de los que tienen poder económico y político frente a otros pueblos!
Como dijo Martin Luther King, “Hemos aprendido a nadar como peces, a volar como pájaros, ¡pero no hemos aprendido a vivir como hermanos!” Y yo añadiría, ¡para liberarnos de los que nos explotan!