En estos últimos tiempos, me considero roca azotada,
por la fuerza irresistible del mar bravío en su acantilado.
Permanezco impávida, estática a pesar de romper y
dividir las olas magestuosas…
Me siento mojada constantemente, con la mirada,
siempre centrada en la misma dirección.
Aquí permeneceré, hasta que la erosión del líquido
elemento, en justa unión de los agentes atmosféricos,
desgasten paulatinamente mi existencia.
A pesar de estar cautiva de la quietud, mi pensamiento
no cesa en su empeño de volar, con el afán de penetrar
en ese mar de aventura.
De vez en cuando, ella, solía verter unas lágrimas
saladas, cuando escuchaba una voz que le decía:
¡Búscame en las olas, cuando se duerma el sol!!.