Sobre mi rostro algo cansado caen gotas de lluvia, ellas
se muestran desnudas, puras, y me humedecen el alma.
En su caer incesante, moja el amor, pero el fuego de tus
besos permanece inalterable.
Apareciste usando el atajo, desnudaste tu alma con
lentitud, compartimos la deseada unión, con entrega,
sin recatos de tipo alguno y marcada dulzura.
Al despertar, aprecié que habías inundado mi alma.
Soy consciente, que al partir, dejaste olvidado un
suspiro,siendo el mismo, un claro signo de identidad,
que me confirmó tu visita.
Ahora, mientras espero de nuevo tu regreso, dormiré
al amparo de la luna, para despertar con el sol del
amanecer!!.