Unos 629 migrantes, en su mayoría del África subsahariana, llevan en el Mediterráneo desde el domingo a bordo del Aquarius, un buque operado por SOS Méditerranée, una ONG franco-alemana que intenta rescatar a las personas que intentan cruzar a Europa en precarias condiciones.
«Es vergonzoso. Como europeo, sentí vergüenza, vergüenza de que hubiera un barco – de que haya un barco – en el Mediterráneo y durante varios días nadie quiera acoger a esa gente», dijo Grandi a los periodistas.
El episodio, que se produce una semana después de la toma de posesión del nuevo gobierno antisistema de Italia, ha aumentado las tensiones dentro de la Unión Europea sobre la migración.
«Está claro que Europa necesita reformar su sistema de asilo de forma colectiva, hay mucha resistencia respecto a esto pero no existe otra manera», dijo Grandi.
El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, dijo el miércoles al periódico Corriere della Sera que los barcos que pertenecen a organizaciones extranjeras y que ondean banderas extranjeras no pueden dictar la política de inmigración de Italia.
Grandi aplaudió a España por aceptar acoger el barco, pero señaló que Italia había soportado la mayor carga de inmigrantes que llegan desde Libia en los últimos años.
«Tiene que existir un sistema para compartir más equitativamente la responsabilidad de permitir que este barco atraque y luego pase por el proceso de determinar quién es un refugiado y quién no», dijo Grandi. «Italia tiene razón al decir que esto debe ser compartido de forma más amplia».