En el mismo sentido, podría pensarse que un mundo mirado de esta forma no sería capaz de compaginar con la mirada propia del mundo social, el cual está caracterizado, entre otras cosas, por la incapacidad de encontrar una exactitud y rectitud comparable a la de las ciencias. Un mundo esencialmente caótico, se dice, es un mundo a fin de cuentas muy humano.
Sin embargo, el Dr. Enrique Moreno, un eminente médico cirujano que ha dedicado rigurosos años de estudios y especializaciones en cirugía general, cirugía digestiva y cirugía pulmonar, rompe con este paradigma al ser un claro y agradable ejemplo de cómo muchas veces la racionalidad no está exenta de un gran sentido por lo social –y de que es muy bueno cuando así ocurre-.
Este interesante doctor es considerado actualmente como una de las máximas autoridades en el campo de las cirugías y trasplantes hepáticos y abdominales. Su trayectoria profesional está catalogada como camino ejemplar y lleno de éxitos al servicio de la salud.
No en vano, en más de cuarenta años de carrera ha desempeñado importantes puestos gerenciales, docentes y clínicos en prestigiosos centros de salud, universidades y congresos mundiales a lo largo del mundo. Además, ha sido merecedor de premios como el Príncipe de Asturias de Investigación Científica, y de reconocimientos como Doctor Honoris Causa en más de veinte universidades alrededor del mundo, todo gracias a sus aportes como investigador.
Sin embargo, cuando nos adentramos en sus opiniones, pensamientos y reflexiones sobre el ejercicio de la medicina, nos encontramos con frases como “todos los médicos somos un poco la mano de Dios”, “la investigación en cirugía posee una especial utilidad social” o “el mayor avance en el tratamiento del cáncer es la concienciación social”; sin duda algunas refrescantes novedades en lo que suele ser el común denominador en el área de la salud.
¿Qué opina el Dr. Moreno?
El Dr. Moreno considera, por ejemplo, que la disposición psicológica y emocional del paciente determina la manera en que éste experimenta la enfermedad y sobrelleva el tratamiento, y que esto está netamente influenciado por el ambiente social.
En una entrevista para La Razón, aseguró que en el caso de enfermedades crónicas como el cáncer, es incisivo que los pacientes puedan afrontar el proceso de combatir la enfermedad bajo una óptica optimista basada en la creencia de que existe realmente la posibilidad de curarse.
Bajo su perspectiva, el cumplimiento de esto influye favorablemente no sólo en el desenvolvimiento del paciente, sino incluso en la ayuda que el equipo médico es capaz de prestar al paciente. Un paciente mejor dispuesto es un paciente que ayudará a facilitar y mejorar muchas veces el diagnóstico, y que además tendrá mayores posibilidades de sobrellevar una terapia y recuperación más eficaces, lo cual contrasta notablemente con los casos en los que el paciente percibe que sus posibilidades de tratamiento y recuperación son escasas.
Por lo tanto, a criterio del doctor Moreno, a nivel social y colectivo es necesario que apuntemos, por ejemplo, a garantizar una red sanitaria que pueda proporcionar al paciente de servicios eficientes que le permitan ser estudiado de forma rápida y disponer de todo lo necesario para iniciar el tratamiento. Este ambiente de confianza y seguridad mejoraría indiscutiblemente toda la experiencia del paciente hasta su recuperación. Una solución de carácter social.
Sin lugar a dudas, planteamientos como este nos lleva reflexionar sobre la posibilidad de que un mayor sentido de “lo social” aplicado al campo particular de cada ciencia, en este caso en el campo de la medicina, puede ayudarnos a construir soluciones integrales que mejoren a largo plazo nuestra salud y calidad de vida.
Por esto, vale la pena fijarse en casos como los del doctor Moreno, un exitoso indudable en el campo científico, pero que sin duda demuestra que no hay razón para pensar en que lo científico y lo social no pueden ir de la mano.