Las jóvenes de Estado continuamos viendo cómo la educación se deteriora y empeora día tras día tras más de una década de crisis. Nuestros derechos conquistados durante años, como la parcial gratuidad de la educación, una mayor inversión en el sistema público, mejoras en la atención de la diversidad en sistema educativo… han sido borrados del sistema educativo.
Nosotras, la Juventud Comunista, aspiramos a conquistar y consolidar un modelo educativo para una vida digna, que nos permita educarnos como personas críticas, formándonos como trabajadoras que conocen la plenitud de sus derechos frente a los abusos a la patronal. Una educación que forme a una juventud con futuro, y no condenada a la emigración, al paro o a la precariedad.
Desde la Juventud Comunista seguiremos luchando, construyendo un modelo educativo laico, donde la concertada religiosa segregadora por sexos y clasista pase al sistema público de escolarización eliminando una educación de privilegios. Una educación científica y crítica, donde asignaturas como filosofía vuelvan a tener el peso que merecen. Una educación feminista que asegure que las futuras generaciones crecen de forma coeducativa y donde la juventud LGTBI crezca segura y en igualdad.
No solo en los institutos, sino también en la Universidad, debemos trabajar para conseguir la gratuidad de la educación y una mejora de la inversión que permita un mayor avance de la investigación, así como una mejora en el programa de becas que garantice la igualdad de oportunidades dentro y fuera de las aulas.
En FP, consideramos fundamental, y más cuando se ha casi duplicado el número de alumnos de formación profesional desde el inicio de la crisis, luchar para que su gratuidad se garantice, así como de los materiales que compramos las estudiantes; infraestructuras y equipos no obsoletos, adecuados al futuro puesto de trabajo y, ante todo, la remuneración digna de las prácticas a todos los niveles, asegurando nuestros derechos en el centro de estudio y de trabajo.
Numerosos estudios muestran la relación directa entre pobreza y bajo rendimiento académico, y es por esto por lo que debemos ver ambos problemas como uno solo: un capitalismo que destruye las esperanzas de una clase trabajadora cada vez más empobrecida, y que imposibilita su acceso a las enseñanzas superiores y a puestos de trabajo no precarios. La lucha para una vida digna pasa por una educación digna, y para conseguir una educación digna será nuestro deber conquistar todos los derechos que nos han sido negados.
¡Por todo ello nos sobran las razones para salir a la calle este 8 de Mayo!
¡Por un modelo educativo digno, por una #VidaDigna, por un futuro digno!