Si las cosas se tuercen demasiado,aquí se acaba el viaje;
pero si las superamos, seguimos adelante. Esto no tiene
nada que ver con el conformismo, sino con la contemplación
de la existencia como un cúmulo de dificultades, de las que
intentamos salir lo mejor librado posible. Sabemos, que la
felicidad como la vida, puede terminar en cualquier momento,
pero mientras tanto, merece la pena disfrutar de las amenidades
del camino, y reírnos de nuestros miedos. Toda la vida, es un
bascular entre la tormenta y la calma.Hay satisfacciones y
sobresaltos. Debemos separar el efecto de la causa.
A lo largo de nuestro camino, vamos a tener que encajar
muchos golpes:fracasaremos en aquello en lo que esperábamos
tener éxito, perderemos gente querida, y estaremos obligados
a lidiar con complicaciones grandes y pequeñas. Hay que
tomarlo todo con humor y relatividad, para disfrutar de nuestra
travesía.