El que tiene un porqué para vivir,lo puede soportar casi todo.
El problema, surge cuando no encontramos los objetivos
vitales, y por tanto, somos incapaces de elaborar una hoja de ruta
propia.Existen varias estrategias para salir de esta situación,
por ejemplo: si averiguamos que no nos gusta, por mera
eliminación, llegaremos a lo que si nos gusta.
Cuando tomamos conciencia de nuestros recursos y los
movilizamos, de repente lo imposible se vuelve posible.
«Actúa como si vivieras por segunda vez, y la primera lo
hubieras hecho tan desacertadamente como estás a punto
de hacerlo ahora».
Este espíritu de superación,y la capacidad de explorar algunos
territorios que no hemos visitado, nos permite desplegar todas
nuestras capacidades, otorgándonos el poder de decidir, lo
que queremos ser, en todas las edades de nuestra vida