El aprendizaje de una segunda lengua siempre ha sido un asunto importante a nivel mundial. En nuestro país se ha convertido en un tema diario de conversación desde la llegada de la crisis en 2008, debido a la mayor competencia en el mercado laboral, siendo una manera de destacar y conseguir el empleo deseado.
Además, recientemente, la exigencia de certificados en una lengua extranjera por parte de las universidades para poder obtener un título universitario en España, hace que la demanda de cursos de preparación de exámenes B1 (intermedio), B2 (intermedio alto) y C1 (nivel avanzado) se haya disparado por parte de jóvenes y adolescentes.
En la mayoría de casos, el interés en aprender una segunda lengua se centra en el inglés, tal y como confirma el estudio realizado por la empresa Sprachcaffe Languages Plus, que demostraba que el 62% de personas que estudian en el extranjero eligen este idioma como primera opción, por encima del alemán o el francés.
Es por eso que son cada vez más los padres con inquietudes para que los jóvenes realicen cursos en el extranjero desde edades tempranas, para incentivar la comunicación con personas de otros países, provocando de esta manera un crecimiento en la inteligencia emocional y lingüística de los menores.
El estudio de una segunda lengua desde que son pequeños se traduce en multitud de beneficios, a pesar de que muchas personas creen que aprender dos lenguas al mismo tiempo (la nativa y una extranjera) perjudica el desarrollo de sus habilidades de comunicación. Al contrario, cuando son pequeños tienen mayor facilidad para aprender distintas lenguas debido a que esa parte del cerebro se está encuentra más activa y flexible porque está desarrollándose.
Esto facilita la mejora de numerosas aptitudes como mayor actividad cerebral,mejor desarrollo de su capacidad de memorizar y mayor facilidad de concentración. Otro beneficio notable es la mayor facilidad para el aprendizaje de un tercer o incluso un cuarto idioma. En otras palabras,aprender una segunda lengua desde pequeños hace que su cerebro tenga mejor capacidad para aprender otras lenguas en el futuro.
Los beneficios del aprendizaje de idiomas en menores no son pocos, desde la repercusión que pueden tener en ellos en una época adulta de cara a su educación y al mercado laboral, hasta mejor desarrollo de distintas partes de su cerebro, mejorando aptitudes como la concentración, memoria, comunicación y aprendizaje de otros idiomas.