Vecinos de Guadalmar, activistas y ecologistas se han reunido en una jornada de limpieza para salvar El Arraijanal, donde el CF Málaga tiene previsto construir una academia de fulbol.
El Alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha cedido gratuitamente una zona de alto valor ecológico y Medio Ambiental, es una cesión gratuita de suelo público de playas de dunas naturales por 75 años, zona de reposo de aves de incalculable valor Medio Ambiental y cultural, a la fundación del jeque árabe, Abdullah Bin-Nasser Al-Thani
En la mañana del domingo, convocada a través de redes sociales, se ha desarrollado una jornada de limpieza de la zona, denunciando el estado de abandono por parte de la empresa Limasa, lo que ha convertido el terreno en un basural.
El dia 19 de Marzo comenzaron a talar los árboles al parecer sin tener todos los permisos para hacerlo.
Carmen Molina, del grupo EQUO, que ha estado en el lugar, manifiesta en un tuit que “Es imprescindible recuperar el último pedacito que nos queda de litoral dentro de la aglomeración de Málaga”. Denuncia igualmente la pasividad ante el hallazgo de restos arqueológicos romanos., hecho que en si mismo es motivo suficiente para parar las obras.
Por otra parte, miembros de la asociación Ciriana han presentado varios informes de la Universidad de Málaga donde se reconoce el valor de la zona, tanto por las especies que allí habitan, como por los restos arqueológicos encontrados “Desde el día 7 de marzo que presentamos la denuncia, nadie nos ha contestado» comenta su responsable María Cruz Torre. Además, afirman haber demostrado la existencia de una chinche que no se ha encontrado “en ningún otro sitio del mundo”. “Solo con esto deben de detener las obras”.
Como vemos, según los especialistas, sobran los motivos por los que parar las obras y la tala de árboles que los ecologistas defienden. Incluso uno de ellos está desde hace varios días literalmente viviendo en un árbol, ya que es la única forma de protegerlo de la tala que algunos consideran ilegal. El CF Málaga dice que si tiene los permisos en regla, pero tanto arquitectos, biólogos, ambientalistas e historiadores se oponen a estas obras para las que consideran que hay mejores emplazamientos, que no destruyen la naturaleza ni la historia de nuestra ciudad.