«Antes de querer arreglar el mundo, da tres vueltas por tu
casa». La frase, se puede aplicar a esta actual legión de
psicólogos, terapéuticas, adivinos, futurólogos y políticos
profesionales de afición, que se sienten «interna y sincera
mente» impelidos a arreglar el mundo, empezando por
arreglar a los demás. Mejor sería, que revisasen primero
sus asuntos personales, su familia y su vida en general,
y si todo ello, está en verdadero orden, entonces tal vez,
puedan pensar en otros asuntos. La mejor manera de
ayudar, es tratando de ser uno mismo, alguien sano,
amable, ecuánime, valiente y feliz. Si esto se consigue
en una proporción razonable, seguro que ya no quedan
muchas ganas de resolver otros asuntos tan grandes,
como arreglar las siguientes generaciones o el mundo.