¿Y si la infelicidad fuera un estado natural o necesario?
Entendemos que debemos reivindicar la importancia
de otros estados más desagradables, como son la
insatisfacción o el malestar.La idea es:sin desequilibrio
no hay avance, si siempre fuéramos felices, sería muy
difícil progresar.Por eso, es preciso aprender a vivir los
síntomas o la insatisfacción de manera útil, para que
puedan conducirnos a un nuevo orden, un nuevo
equilibrio.A veces buscar solo la felicidad, puede ser la
mejor manera de no encontrarla. Podemos considerar
nuestro estado de ánimo, como un barómetro que nos
señala donde estamos, y que cambios debemos hacer.
La infelicidad es una fiebre espiritual que nos invita
a movilizar nuestros recursos, para restablecer el
equilibrio y entrar en una etapa más evolucionada.