Deslizo mi mano por tu largo y ondulado cabello.
Acaricio tu semblante, y labios tersos y candorosos,
¡no deseo abrir los ojos!!…
Recorro a tientas, tu cuerpo bronceado, por el recién
acabado verano.
¡Me siento muy feliz, al disfrutar de tu presencia!!.
Si pudiera penetrar en el fondo de tu alma, seguro
estoy, que mi soledad, se vería disipada.
Tu eres para mi, como esa primera luz que vieron
mis ojos llegando a este mundo.
Debido a tu silencio regulado, abres el portal de
mis sentimientos, incitándome al suplicio del
encierro.
Casi todos sabemos querer, pero somos pocos
los que sabemos amar!!