Ante la fuerte avalancha de propaganda con la que nos están bombardeando últimamente sobre todo en relación con la violencia de género y el supuestamente bajísimo número de denuncias falsas derivadas de la aplicación de la Ley Integral en España, aprovecho para contestar a estos ejercicios de manipulación y desinformación colectiva con la actualización de un texto bastante amplio y exhaustivo que escribí en el año 2013 sobre estas mismas cuestiones. Pienso que conviene redistribuirlo por varias razones. En primer lugar porque se trata de un informe amplio, contundente y riguroso que se opone con argumentos constatables a la vergonzosa manipulación feminista de género en que estamos inmersos. En segundo lugar porque he mejorado el texto original incluyendo en él mismo gráficas oficiales que ayudan a probar de forma más evidente al público general todas las trampas y vergonzosas omisiones con las que el tinglado de género, apoyado por la también vergonzosa complicidad de los organismos oficiales, nos engaña reiteradamente al tratar el binomio “violencia de género-leyes de género”. En tercer lugar porque desde el año 2013, fecha en la que redacté y distribuí este informe originalmente, hasta finales del 2017 ha llovido mucho, como suele decirse. Esto ha traído efectos positivos en lo referido a la lucha contra los abusos ultrafeministas, el desarrollo del masculinismo y la lucha por los Derechos de los Hombres: un incremento exponencial e imparable del número de personas sensibilizadas y concienciadas por estos temas, y a partir de ahí de los grupos que participan cada vez más de la abierta disidencia, oposición y hartazgo frente al modelo imperante.
Teniendo en cuenta que en España de forma habitual cerca de un 80% de las denuncias por violencia de género terminan en exculpación es inverosímil, digámoslo una vez más, que sólo existan un 0,01% de denuncias falsas por este motivo, o cualquier otra cifra parecida tan baja como conveniente para las feministas radicales, principales creadoras de un modelo legal tan sexista y opresivo contra los hombres. Algo tiene que fallar consciente o inconscientemente en el modelo establecido para llegar a un recuento tan bajo. ¿Por qué no se divulgan estadísticas oficiales de la Policía sobre el escenario más obvio para una denuncia falsa, como son aquellas intervenciones por este tipo de delito en las que los agentes abandonan el lugar de los hechos sin tomar medida ninguna, ya que la improcedencia de la denuncia o la inexistencia de los hechos denunciados es clara? ¿Se molesta la Policía en compilar estas estadísticas? Hasta dónde yo sé creo que ni siquiera existen dichas estadísticas.
Debemos concluir por lo tanto que en España ni sabemos realmente cuántas son las denuncias falsas, ni los organismos oficiales tienen interés en cuantificarlas adecuadamente. No es una casualidad que los expertos que desde el Consejo General del Poder Judicial indagan sobre su número sean, remarquémoslo por sorprendente que resulte, expertos de género. Es decir, personas afines con la ideología que ha creado esta ley fundamentalmente misándrica cuyos efectos negativos se intentan evaluar. Esta forma de calcular las denuncias falsas es inapropiada desde el comienzo. ¿Se le ocurriría a alguien dejar en manos de un equipo de expertos del Partido Popular la investigación de la trama Gürtel o de los papeles de Bárcenas? ¿Se permitiría que el escándalo económico de los ERES andaluces fuese investigado exclusivamente por expertos del PSOE? ¿Qué información llegaría entonces a la ciudadanía sobre la gravedad de los delitos investigados? Pues ese es el nivel en el que se encuentra la lucha por la auténtica Justicia y los derechos humanos en nuestro país en lo que al muy poderoso feminismo de género respecta.
Es un texto algo extenso. Recomiendo que se lea completo, a la manera de un libro de varios capítulos, su propio formato dividido en partes se presta a ello. A su favor debo decir que se trata de un texto minucioso que explica desde la A a la Z la manera en que las hembristas y sus aliados nos manipulan, estafan y discriminan con el tema de la violencia de género. Si bien su lectura puede ser larga resulta probablemente mucho más fácil leerlo que escribirlo, y creo sinceramente que merece la pena hacerlo para documentarnos en la crítica acertada y bien sustentada frente a los abusos del generismo y aumentar así nuestra eficacia a la hora de enfrentar esta injusticia.
Apoyando a Toni Cantó y a la asociación FEDERGEN. Actualizado con gráficas 2017