Si aplicamos el positivismo a nuestra percepción de las
oportunidades, habremos dado con un importante secreto
para cultivar y promover la confianza. Debemos centrar la
atención, en lo que hay movilizando nuestros recursos para
alcanzar nuestros objetivos. En el ámbito de la seducción,
una persona sin especial atractivo, pero consciente de poseer
un rasgo favorecedor – por ejemplo los ojos – tendrá más
éxito, que aquella con todos los atributos de belleza, pero
que está acomplejada por una parte de su cuerpo que no
le gusta. Las personas seductoras, enseñan a su cuerpo
«a hablar de lo que hay en lugar de lo que no hay». Esto
es aplicable, a cualquier actitud.Enfocar los aspectos
positivos, ayuda a multiplicar el poder, mientras que si
nos dejamos arrastrar por nuestras carencias, estas nos
paralizarán.