La inmensa mayoría de las personas, consume la vida
tratando de «engullir» algo nuevo: un coche, una vivienda,
pero nunca están satisfechas: ¿Sabes como he interpretado
eso siempre?.
Estas personas, tenían tanta hambre de amar, que aceptaban
sucedáneos.
Abrazaban cosas materiales, esperando que estas les
devolvieran el abrazo de alguna manera.
Pero eso no da resultado nunca. Las cosas materiales, no
pueden servir de sucedáneo del amor, ni de la delicadeza,
ni de la ternura, ni tan siquiera, del sentimiento de una
buena amistad.