Aunque sintamos que llevamos la razón, cuando los nervios
están a flor de piel, en ocasiones, tenemos que resistir la
tentación, de decir lo que pensamos, hasta que haya un
clima adecuado para el diálogo.
Vivir en armonía, es adaptarse a los demás, sin dejar de
ser uno mismo. Saber cual es el momento oportuno para
esclarecer un asunto delicado, o desviar la conversación
hacia temas que no sean conflictivos.
Si tenemos que compartir, nuestro espacio y nuestro tiempo
con alguien que tiene más dificultad para controlar su
temperamento, debemos ayudarle a través de la amabilidad
a cambiar su clima emocional, esto no significa, que estemos
carente de personalidad, sino todo lo contrario.
Una persona con personalidad, crece de manera simple y
natural, como crece una flor en una planta o un árbol.
¡Como todo lo que es bello, ayuda sólo con ser como es!!