Psicóloga malagueña revela la Clave para alcanzar el Éxito: Inteligencia Emocional
¿Qué es la Inteligencia Emocional? ¿Cómo influye este elemento en la educación y, más en general, en la vida y el bienestar psicológico de las personas?
Durante décadas el modelo educativo de aprendizaje seguido por la sociedad ha exaltado los contenidos por encima de cualquier otro tipo de dimensión.
Sin embargo autores como Goleman y su obra «Inteligencia Emocional» han constatado la existencia de otro tipo de elemento fundamental en el aprendizaje, se trata de las emociones.
A este respecto, durante el aprendizaje, resulta fundamental la motivación, es decir, la presencia de ciertas emociones positivas que dirigen a las acciones en una dirección determinada.
De hecho, aunque durante años se le ha dado una gran importancia al Coeficiente Intelectual (CI) de los alumnos, el estudio de la Inteligencia Emocional ha comenzado a cambiar el foco de atención. Ya que, autores como Goleman han comprobado cómo personas con un elevado CI fracasan en sus carreras, sus trabajos o sus relaciones sociales; mientas que otras personas con un modesto CI terminan cosechando éxitos, debido a que han desarrollado una excelente Inteligencia Emocional.
La Inteligencia Emocional sería un estilo de interacción con el mundo que tiene en cuenta las emociones. Este tipo de inteligencia incluye habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, etc.
En relación a esto, la psicóloga de málaga Ana Romero Gómez, del Gabinete Psicologos Malaga PsicoAbreu, expone que la educación emocional, resulta no sólo una parte imprescindible de la terapia Psicológica para muchos de los pacientes que acuden a consulta; sino, además, un elemento fundamental de los sistemas educativos, pues permitiría no sólo que los procesos de aprendizaje resultaran mucho más enriquecedores; sino también, que las personas se conozcan mejor a sí mismas, y conozcan a los demás, respeten sus propios derechos, pero también los derechos de los demás, de forma que permitan un desarrollo total de su personalidad y sus recursos y favorezca las interrelaciones escolares.
Este tipo de educación tendría el objetivo de que las personas sean capaces de identificar, procesar y aceptar las emociones que experimentan en cada momento, para finalmente decidir qué conducta es la más adecuada en esa situación, de forma que lo dirija hacia unas relaciones sociales, y también propias, constructivas, positivas, y hacia una mejora de la calidad de vida.
De este modo, el CI dejaría de colocar etiquetas sobre los alumnos y el desarrollo de la Inteligencia Emocional eliminaría barreras, clasificaciones o limitaciones, permitiendo que todas las personas puedan caminar hacia sus propias metas y éxitos.