Aunque deriva del verbo latino » patere» -padecer-, haciendo
un sencillo juego de palabras, podemos decir, que la paciencia
es la ciencia de la paz. Esta actitud vital, nos enseña a estar
en paz con nosotros mismos y con los demás.
Cuando dejamos a un lado la prisa y las exigencias, de pronto
el mundo se vuelve un lugar amable y lleno de posibilidades.
Empatizamos mejor con las personas de nuestro entorno, y
disfrutamos de lo que hacemos en cada momento. Las cosas
difíciles, se convierten en acicates para avanzar, y los fracasos
en oportunidades para hacerlo mejor la próxima vez.
Debemos entender, que hay un tiempo para cada cosa.Lo mejor
siempre está por llegar. Un proverbio persa dice:»la paciencia
es un árbol de raíces amargas, pero sus frutos son muy dulces».