Todas las especies, recogen y asimilan aquella información
esencial para su supervivencia. El águila, cuenta con una
poderosa visión de lejos, para detectar a sus presas desde
la altura.
En Eslovenia, vive una singular salamandra de piel blanca
que carece de ojos, conocida como el «pez humano», no los
necesita, puesto que habita en las profundidades subterráneas
sin luz alguna.
Solo si descartamos la información que no necesitamos,
lograremos centrar nuestra atención en aquello que nos es
vital. En cambio, si nuestro cerebro recibe una lluvia de
estímulos constantes, corremos el riesgo, de ahogarnos en
un mar de información que seremos incapaces de gestionar.
Podemos entrar en estado de estrés, ante la sobrecarga
intelectual, padeciendo confusión mental, angustia o incluso
miedo a colapso.
No necesitamos, estar al día de todo, o saber lo que hacen
otras personas en cada momento para llevar una vida con
sentido.