Un relato tradicional hebreo, cuenta que un rabino de
Sadagora, enseñaba un día a sus discípulos, como la
sabiduría brota de forma espontánea de todas las cosas,
incluso de aquellas tan insospechadas, como los inventos
modernos.
-De todo, absolutamente todo, podemos aprender algo
-afirmaba-. No hay nada en el mundo, que no pueda
enseñarnos algo. Y no me refiero solo, a lo que forma
parte de la creación de Dios, sino también, a todo lo que
el hombre haya podido fabricar. Todo nos da su enseñanza.
Uno de sus discípulos le preguntó: ¿ Qué puede enseñarnos
el ferrocarril?. – Que por un solo instante, podemos llegar
tarde y perderlo todo.
¿Y el teléfono?. – ¡Que allí se oye, lo que aquí decimos!!.