Ecologistas en Acción considera que el nuevo un Plan Nacional de Calidad del Aire del Gobierno carece de objetivos y medidas eficaces para reducir la contaminación del aire.
– Los contaminantes más problemáticos para la salud de la población europea siguen siendo las partículas en suspensión (especialmente las más finas, de menos de 2,5 micras, PM2,5), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono troposférico, si bien está aumentando la preocupación por los niveles del cancerígeno benzopireno, único contaminante que continua al alza.
– Hasta un 95% de la población vive en ciudades donde se superan los límites recomendados por la OMS para estos contaminantes. Por su parte, los límites legales (más laxos que las recomendaciones de la OMS) se rebasan para alguno de estos contaminantes en ciudades donde vive hasta un 30% de la población.
– Las nuevas estimaciones publicadas por la AEMA elevan en el año 2014 hasta 399.000 las muertes prematuras por exposición a partículas finas PM2,5, 75.000 por exposición a NO2 y 13.600 por exposición a ozono. En España, las víctimas de la contaminación habrían sido 23.180 por partículas finas, 6.740 por dióxido de nitrógeno y 1.600 por ozono.
– Rebajando a 10 microgramos por metro cúbico la concentración de dióxido de nitrógeno a la que se observan efectos sobre la salud, según los últimos estudios científicos, el número anual de muertes prematuras se multiplicaría en el año citado hasta 229.000 en la Unión Europea, 19.470 de ellas en las ciudades españolas, cerca de las ocasionadas por las partículas finas.
Ecologistas en Acción considera muy preocupante la situación que describe el informe de la AEMA y atribuye al Gobierno buen parte de la responsabilidad en la mala calidad del aire. La apuesta por el transporte por carretera o el bloqueo de las energías renovables para apuntalar las centrales térmicas de carbón y gas son políticas del Gobierno español muy lesivas tanto para la calidad del aire como para la lucha contra el cambio climático.
Por ello, la organización ecologista ha presentado numerosas observaciones al Plan Nacional de Calidad del Aire 2017-2019, denominado Plan Aire II, que tramita el Gobierno español con la misma falta de ambición y definición que su antecesor Plan Aire I, expirado el pasado diciembre. Da la impresión de que El Plan Aire II intenta cubrir formalmente una obligación legal, lo que explicaría la falta de definición del plan y de las medidas que propone, así como la ausencia de un proceso de participación previo a su elaboración, en un tema tan sensible socialmente y administrativamente tan complejo como la calidad del aire.
Ecologistas en Acción recuerda que las principales vías de actuación para reducir la contaminación del aire, en España y en Europa, pasan por la disminución del tráfico motorizado, la reducción de la necesidad de movilidad y la potenciación del transporte público (en especial el eléctrico). Es necesario además dar facilidades al peatón y a la bicicleta en las ciudades. Para mejorar el aire de las zonas industriales la mejor estrategia es la adopción generalizada de las mejores técnicas disponibles y la reducción drástica de la generación eléctrica por centrales térmicas, en particular de las que utilizan carbón.
Para conseguir estos objetivos, se proponen entre otras medidas:
– La actualización de los límites legales vigentes en el Estado español para los contaminantes atmosféricos de acuerdo a las guías de calidad del aire de la OMS.
– La mejora de la información sobre la calidad del aire, difundiéndola por los medios de comunicación públicos junto a la previsión meteorológica.
– La eliminación de las bonificaciones, devoluciones y demás medidas fiscales similares sobre la adquisición y el consumo de recursos energéticos de origen fósil y derivados.
– La prohibición de acceso de los vehículos diésel a las ciudades con incumplimiento de los límites legales de contaminación y/o en situaciones meteorológicas desfavorables.
– El destino de los fondos públicos propuestos para la renovación de vehículos privados a la mejora del transporte público urbano y del transporte de mercancías por ferrocarril.
– La creación de una Área de Control de Emisiones en el Mediterráneo, que limite el azufre en los combustibles de uso marítimo, como la ya existente en el Mar Báltico y el Mar del Norte.
– El establecimiento de un calendario de clausura de las centrales termoeléctricas de carbón, por ser una de las principales fuentes emisoras de contaminantes atmosféricos.