Regresó la luz esperada, cuando se disipó la densa niebla
que había atrapado el día.
Tan solo, algún que otro grito de las urracas, hacían
presagiar, una noche tan oscura, que incluso podía perderse
la mirada por bien intencionada que esta fuera.
Más tarde, la sombra, se tornó resplandor, y en canción
otoñal, los enormes nubarrones bien cargados de agua.
Diluvió soles, luces y sombras, mientras tu decidiste
perderte en mis sueños.
¡Los ángeles, casi nunca llegan a conocer las miserias
de los humanos!!.
Me he propuesto, agrupar las ilusiones perdidas, para
guardarlas en el viejo baúl, el cual está bien habilitado
para mantenerlas a buen recaudo.
