Un estudio de la Fundación MADECA detecta una mayor frecuencia de fenómenos de lluvias torrenciales e inundaciones y un acortamiento en su periodicidad de siete a cuatro años desde 1989
La zona litoral es la más expuesta a sufrir las consecuencias de grandes avenidas por los desarrollos urbanísticos y modelos de agricultura de regadío
La provincia de Málaga sufre un creciente riesgo de inundaciones por una combinación de factores naturales, humanos y por los efectos derivados del cambio climático. Es la principal conclusión que se extrae del Estudio del Riesgo de Inundaciones que ha realizado la Fundación MADECA, dependiente de la Diputación de Málaga.
Así lo ha dado a conocer el diputado y presidente de MADECA, Jacobo Florido, acompañado del director de la fundación, Francisco García.
El estudio se centra en las zonas de la provincia de Málaga en las que se ha identificado una mayor incidencia de episodios de inundaciones, sobre todo en el litoral, según el Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrológica de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas y estudios recientes de la Universidad de Málaga.
Así, por municipios y habitantes, Málaga capital es la zona con más afectación, seguida de Marbella, Mijas, Vélez, Fuengirola, Torremolinos, Estepona y Rincón de la Victoria. El total de la población concernida alcanza 1.122.370 personas.
El estudio realiza un mapeo, descripción y análisis legislativo y metodológico de las fórmulas para gestionar el riesgo de inundaciones, así como elabora recomendaciones y propuestas de mejora, según ha explicado el presidente de MADECA y diputado de Desarrollo Económico y Productivo, Jacobo Florido.
Condiciones naturales y ocupación humana
En la provincia de Málaga, las principales causas de inundaciones se centran en las condiciones naturales del territorio, pero sobre todo en la ocupación antrópica de riadas naturales y cauces de ríos en su zona de inundación, fundamentalmente por desarrollos urbanísticos y modelos de agricultura de regadío.
“Las regiones costeras mediterráneas han desarrollado un modelo de ocupación del territorio muy intensivo, propiciando situaciones de exposición y vulnerabilidad frente a la inundación, que desembocan con frecuencia en catástrofes, y Málaga no es una excepción”, ha explicado Florido.
En este sentido el estudio de MADECA recomienda tener en cuenta que el entorno urbano y las zonas alteradas por la actividad humana reducen o anulan su capacidad natural de infiltración, que es sustituida por la red de drenaje artificial.
La provincia de Málaga es propensa a las inundaciones desde el punto de vista natural por su relieve muy accidentado y con fuertes desniveles; por la deforestación en las cabeceras de las cuencas; por el régimen de precipitaciones extremas, y por la morfología de los cauces y valles fluviales, que propician la generación de avenidas súbitas cargadas de sedimentos y de enorme poder destructivo.
Así, en la zona litoral de la provincia, la capacidad de infiltración es media en Málaga capital y Estepona; baja en Mijas; y muy baja en Marbella, Fuengirola, Torremolinos, Rincón de la Victoria, Vélez Málaga y Nerja.
Cambio climático: no causa pero sí agravante
Hay otro factor que parece evidente pero que no está del todo demostrado, y es el cambio climático; no es fácil establecer una relación de causa efecto porque las inundaciones ocurren en escalas cortas de tiempo y tienen factores antrópicos.
Sin embargo, sí es cierto que los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señalan un incremento de la frecuencia e intensidad de las inundaciones y estiman que la contribución del cambio climático a los costes económicos ocasionados por los desastres naturales aumentará en el futuro por su mayor intensidad y frecuencia.
En la provincia de Málaga, este Estudio del Riesgo de Inundaciones identifica una zona centro-oriental de mayor aridez y una occidental con un aumento pluviométrico, considerando como umbral de referencia el Guadalhorce. Se prevé que las precipitaciones sean más intensas y, por tanto, más erosivas.
A esto se une la sucesión de rachas secas, de indudables efectos en el contenido de agua útil del suelo y en la vegetación. Ello puede producir una reducción de la biomasa y afloramiento de suelos desnudos, lo que favorece los procesos de salpicadura, escorrentía y erosión, que aumentan el riesgo de inundaciones.
Los datos analizados en el estudio demuestran que en los últimos 20 años la frecuencia de avenidas e inundaciones ha aumentado, en especial en la franja litoral, siendo destacables las del Bajo Guadalhorce en 1989, y posteriormente el lluvioso periodo 1996-1998, así como las de Rincón de la Victoria en 2004.
Finalmente, a finales de septiembre de 2012 y en diciembre del 2016, lluvias torrenciales que llegaron a acumular localmente hasta más de 200 litros por metro cuadrado en pocas horas provocaron dañinas riadas en el valle del Guadalhorce.
Las inundaciones se han dado con una periodicidad de siete años aproximadamente entre 1989-2012, y la más reciente en 2016, lo que indica el acortamiento a cuatro años en la periodicidad poniendo de manifiesto los principales efectos del Cambio Climático en la provincia.
NOTA. Se adjunta el estudio completo. También se puede descargar en: www.fundacionmadeca.es/