El malagueño Jaime Ordóñez recibirá mañana sábado el Premio Canopus de Oro del VI Festival Internacional de Cine de Fuengirola (FICF’17), un galardón que reconoce a los artistas y profesionales que han demostrado un gran talento en el mundo de la cinematografía. Jaime Ordóñez inaugura el palmarés del Premio Canopus de Oro, nueva denominación del anterior “Premio Talento”. “Es un orgullo inaugurar un premio y ligar mi nombre a un galardón que va a ser una seña de identidad de este Festival, como es la Palma de Oro de Cannes o el Oso de Berlín”.
El actor ha repasado en rueda de prensa su trayectoria profesional, que dio sus primeros pasos en la serie Aquí no hay quien viva, en la que logró convertir un personaje episódico en uno recurrente gracias a su peculiar forma de interpretar a toda velocidad las frases de un vendedor de alarmas de seguridad. “Cuando estás en el pozo hay que agarrarse a todo y uno de mis lemas es prohibido pasar desapercibido”, ha recordado el actor, quien empezó a ensayar sus frases –unas instrucciones de uso – y le fue imprimiendo cada vez más velocidad. “Cuando lo grabamos, me pasó algo que no me ha ocurrido más que dos veces en mi carrera, y es que al acabar todo el equipo que se encontraba en ese momento en el plató rompió a aplaudir”.
Desde entonces, se convirtió en un personaje recurrente de la serie y fue el inicio de una trayectoria que le ha llevado a participar en más de 35 series de ficción, entre ellas, los programas de humor y especiales de fin de año de José Mota. Ordóñez, quien afirma que “no tengo posibilidad de ser ni medianamente feliz dedicándome a otra cosa que no sea actuar” reconoce ser un actor “obsesivo”, que se prepara sus personajes hasta la extenuación “por muy pequeño que sea el papel”. Fue precisamente su interpretación de uno de los sketches de José Mota, en el que imitaba a John Travolta en Pulp Fiction, el que llamó la atención del director Álex de la Iglesia.
Tras interpretar pequeños papeles en películas como Reinas (2005), de Manuel Gómez Pereira; Torrente 3 (2006) de Santiago Segura; Isi & Disi, alto voltaje (2007), de Miguel Ángel Lamata, y Niñ@s (2008), la ópera prima de Alfredo Montero, en 2013 inicia su mejor periodo cinematográfico de la mano del realizador vasco, quien le ofreció un papel en Las brujas de Zugarramurdi(2013), interpretando al taxista, al que siguieron Mi gran noche (2015), con el papel del fan obsesionado con Raphael; y El Bar (2017), en el que daba vida al personaje del mendigo. Esta última película inauguró el 20 Festival de Málaga. Cine en Español, donde se le otorgó la Biznaga de Plata al mejor actor en la sección Málaga Cinema.
“Cuando me llegó el guion de Las brujas de Zugarramurdi no daba crédito. Pensaba que mi personaje desaparecía pronto, pero no daba crédito: iba pasando las páginas y mi personaje seguía ahí, hasta el final”, ha recordado Ordóñez, para quien su colaboración con Álex de la Iglesia es “un sueño hecho realidad”. “Cuando llegué a Madrid alquilaba muchas películas y un día vi el VHS de El día de la bestia; me quedé en shock y pensé lo increíble que sería poder trabajar con un director así. Me ha costado 17 años conseguirlo”, ha dicho.
Para Ordóñez, quien dice estar en su “mejor momento profesional”, el realizador vasco “es capaz de explorar todos tus límites” y sacar lo mejor de cada actor. Prueba de ello es que “quienes trabajan con él acaparan nominaciones y premios de interpretación”. “Voy a necesitar cien vidas para agradecer a Álex de la Iglesia la oportunidad de dar vida a personajes como el de Israel, el mendigo de El Bar, lleno de aristas y con un potencial dramático tremendo”.
Jaime Ordóñez se encuentra inmerso actualmente en el rodaje de su primera película como productor, director y guionista. Se trata de El berrido de los silencios, una comedia de humor surrealista en la línea de aquellas películas como Aterriza como puedas, Top Secret o Hot Shots, donde parodia muchas escenas inolvidables de la historia del cine americano, hilvanadas por una trama de investigación protagonizada por unos ineptos personajes.
El rodaje se está llevando a cabo íntegramente en Málaga capital y provincia, respaldado por la Málaga Film Office del Ayuntamiento de Málaga y la Diputación y por los consistorios de Torrox, Antequera o Fuengirola. “La casualidad ha querido que la semana que vienen inicie en el castillo de Sohail de Fuengirola justo después de recibir este Canopus de Oro”, un reconocimiento que se une a los otorgados recientemente en Málaga Y Benalmádena y que suponen para él “empezar a cosechar los primeros frutos de una carrera de 22 años”.
El FICF’17 está organizado por la Asociación Fuengirola de Cine y el Ayuntamiento de Fuengirola, y cuenta con el apoyo de la Diputación de Málaga, Cines Alfil, Mercado La Galería, Canal Sur, Renfe y Citroën Emcasa.