En Texas continúa la devastación causada por el huracán Harvey. Al menos 63 personas han muerto, más de 40.000 hogares se han perdido y cerca de un millón de coches han sido destruidos.
El Centro para la Diversidad Biológica afirma que las refinerías de petróleo y las fábricas químicas inundadas han liberado más de 2,2 millones de kilos de contaminantes al aire. Entre los fallecidos estaban los rescatistas voluntarios Alonso Guillén –beneficiario del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia– y Tomas Carreón.
Los dos condujeron más de 160 kilómetros desde Lufkin, Texas, para ayudar a rescatar personas. Sus cadáveres fueron hallados el viernes, después de que su embarcación se hundiera unos días antes.
La madre de Guillén le dijo al periódico The Houston Chronicle que ella había intentado ir de México a Estados Unidos para enterrar a su hijo, pero los agentes de la Patrulla Fronteriza no la dejaron ingresar al país. Ella declaró: “Cuando estamos con Dios, no hay fronteras”.
según fuente de: democracynow.org/es