La iluminación LED ha reducido su precio hasta un 90% en los últimos años. La comparativa de precios de los modelos de bombillas LED más demandados por el mercado en los últimos seis ejercicios muestran bajadas de precios de entre el 30% y el 90%. Barcelona LED: »La iluminación LED ha dejado de ser cara, hay muchos modelos por menos de 1€»
Para Barcelona LED, uno de los principales distribuidores de este tipo de iluminación: “el consumidor tiene que dejar de percibir que esta tecnología es cara: existen muchos modelos LED por menos de 1€ con prestaciones mucho mejores que las incandescentes o halógenas que aún se venden por ese precio”, afirma Ulises Augusto Diez, CEO de la empresa.
Desde que en 2009 comenzaran a aprobarse las primeras directivas europeas destinadas a retirar paulatinamente del mercado las bombillas incandescentes, se han sucedido diversas disposiciones para fomentar la implantación de la tecnología LED por su alta eficiencia energética y durabilidad. Estas medidas han ayudado a difundir el conocimiento de su menor consumo, pero a la vez se ha instaurado la percepción social de que este tipo de bombillas tienen un alto coste. Sin embargo, el continuo abaratamiento de las luminarias LED en los últimos años las ha situado ya en precios similares a los modelos incandescentes y con un rendimiento mucho más eficiente.
Barcelona LED, ha realizado una comparativa simple de los precios de sus modelos de luminarias LED más vendidos desde su apertura en 2011 y el promedio de bajada ha sido de un 60%. “Los modelos que más han bajado de precio han sido las bombillas A60 esféricas, las dicroicas o también llamadas “ojos de buey” y los Tubos LED. Además se espera que en los próximos años otros productos de gama profesional continúen bajando su precio” explica Diez.
Ahorro después de la compra
Hasta que se ha producido este abaratamiento, la idea más aceptada era que la iluminación LED suponía un desembolso muy alto y que debía ser considerado como una inversión que se recuperaba a largo plazo gracias a su bajo consumo, a su larga vida útil (pueden llegar a 50.000 horas) y al menor coste en sustituciones y mantenimiento. Los consumidores comenzaron a cambiar las bombillas incandescentes y halógenas que se fundían en sus hogares o centros de trabajo por nuevas luces LED en aquellos puntos con un consumo alto, o muy alto, porque su amortización era más rápida. Sin embargo, un importante número de ellos aún mantiene las viejas bombillas allí donde no se necesita mucha iluminación y éstas tienen un escaso número de horas de encendido ya que ven demasiado lejano el día en el que podrían amortizar esa inversión.
Para Ulises Diez, se trata de una decisión equivocada: “Comprar una luz incandescente o halógena hoy en día no tiene ningún sentido, ni tan siquiera es inteligente seguir sin cambiar las viejas. Ya no son más caras y existen soluciones LED que se adaptan a todas las necesidades de sustitución: incandescentes, halógenas, fluorescentes o cualquier otro tipo. Incluso para zonas donde apenas se usan, la colocación de una lámpara LED solo ofrece ventajas: dura más, se enciende más rápido, es más eficiente ya que no se calienta, no emite radiaciones infrarrojas ni ultravioletas, gasta menos electricidad y es más respetuosa con el medioambiente ya que requiere de menos mantenimientos o recambios”.