Parece extraño que en el medievo los barberos fueran los médicos de la época. Viajando en carros tirados por caballos de pueblo en pueblo y armados con tijeras, navajas y otros utensilios , eran los encargados de sacar muelas, colocar huesos dislocados e incluso frenar la gangrena con un corte limpio. Esta función fue desapareciendo conforme a los avances en el campo de la ciencia y la salud; sin embargo la figura del barbero evolucionó. No se desprendió de la navaja ni de las tijeras, pero si les dio un nuevo uso que fue necesario para la higiene y el control de plagas: Cortar y asear cabellos y barbas de ciudad en ciudad.
Dejando atrás este apunte curioso e histórico y volviendo a su función actual , hay que decir que cincuenta décadas atrás las barberías eran punto de encuentro en los barrios de cada ciudad para el colectivo masculino, un fenómeno que nunca se perdió en América del Norte y en Latino América, pero que en Europa ha sufrido el efecto boomerang, lo que ha hecho que peluquerías y peluqueros vuelvan a sujetar la navaja y a colocar postes de barbero tricolor en las fachadas de sus establecimientos.
Sin embargo, esta bocanada de moda ¨retro¨ no ha supuesto un anticuado retroceso, sino un elemento más en el boom vintage , que fusiona elementos del pasado con aspecto desenfadado , moderno y urbanita. Así , han vuelto los tupes , las barbas y bigotes poblados con nuevos toques y aires que no pertenecieron a los años cincuenta: Tintes multicolor, cera gummy , mechas y reflejos para un público que nunca se ha preocupado tanto de su imagen como en nuestro siglo.
Estas nuevas necesidades han sido el empuje para la creación de nuevos modelos de negocio dedicados exclusivamente a la compra y venta de productos de barbershop, enfocados únicamente a cuidar la imagen masculina, como por ejemplo, la tienda online Productos de la peluquería, que ha incrementado sus ventas mas del 20 por ciento frente al año pasado por el auge de este sector. Al fin y al cabo, la demanda es la guía para aquellos que buscan emprender y con ello, revivir un modelo de negocio que parece ser, nunca ha flaqueado en el sector femenino, pero que si estaba dejando de lado a un sector poco animado a las sesiones de peluquería y estética.
Por ello, no deberá sorprender si encontrarse cada vez con más frecuencia en los establecimientos una amplia gama ‘para ellos’, ni tampoco si en las ciudades más cosmopolitas encontrar barbas teñidas, bigotes rizados y peinados que años atrás nunca se pensaría encontrar en cabezas masculinas, pues parece ser que el corte simple, casco o militar ya ni es suficiente para determinado público ni está de moda.