El verso, -o en su defecto- la prosa poética,se comporta
como un rito, que en ocasiones silencia y en otras grita.
Un poema, permite el nacimiento de una rosa,a pesar
de estar rodeada de espinas; y en los sueños, nos deja
acercarnos sin cortapisa alguna, al anhelado encanto.
Sabemos que no es conveniente, vivir del aroma de
las flores, ni sentarse largo tiempo, con la finalidad de
contemplar el brillo de las estrellas…
¡Un poema, no suele distinguir entre la noche cerrada
y la mañana abierta!.
Algunos amores, pierden fuerza, cuando callan los
versos que han nacido del corazón, ellos, me atrevo
a decir, que operan como tambores que claman contra
las penas del alma mitigando su desasosiego.