La madurez en la persona adulta, significa haber
encontrado la serenidad que de niño se tenía al
jugar.
No podemos odiar, cuando nuestra estima es
pequeña, lo hacemos cuando es igual o mayor de
la que tenemos por nosotros…
Para el hombre, la encarnación del amor, es la
mujer, pero se la ama elevándola a la dignidad
de una diosa.
En el amor, se encuentra la fuente de la vida,
el que lo hace con sinceridad, perdurará en el
recuerdo de quien amo.
No seamos tan necios para confundir el amor,
con el acto de hacerlo, ni convirtamos los cuerpos,
en meros receptores del placer momentáneo; si
obramos de ese modo, -aunque no percibamos
dinero a cambio-estaremos prostituyendo, el más
sagrado y sublime de todos los sentimientos…
¡Nunca debemos pretender, encontrar la razón del
amor, entre las piernas, porque fracasaremos!!.