Nos dicen que nuestra especie ya ha generado, desde los años 50 más o menos, nada más ni nada menos que 8.300 millones de toneladas de plásticos. Y que casi el 80% han ido a parar a basureros o a medio ambiente. Ya empezó en los años cincuenta, como decíamos, y solo se recicla el 9%.
Las consecuencias son que, además, cada año llegan a los mares 8 toneladas de plásticos. Y bueno, para culminar la información sintética, el principal productor es la República Popular China. No podía ser otro país, porque es el de más alto índice de crecimiento que hay en el planeta, así que ahora les toca a ellos ser los más contaminadores.
La situación pudiera parecer transitoria, pero no parece haber un sustituto del plástico, de ahí la preocupación y de ahí la importancia de que sea el editorial.
No parece haber un sustituto y de ahí que llevemos esos 8.300 millones de toneladas -que son muchas ¿no?- y que apenas se recicle el 9%. Entonces, la preocupación es que vamos a llegar facilmente a los 10.000 millones de toneladas en pocos años, sin haber podido reciclarlo, sin haber podido dar con otro medio, que sustituya y no sea tan tóxico y sobre todo no sea tan «imperecedero» como el plástico ¿no?, que tiene un ciclo biológico, para su desaparición, larguísimo.
Y tenemos un problema -un problema-, que esta contaminación no para… ¡sigue! y ¡sigue! Y no hay consciencia a partir de la Comunidad de Naciones, como la ONU, la Comunidad de Ideas y de Creatividades y Arte, como la UNESCO, a partir de la FAO (la Federación de Alimentos)… No hay propuestas -al menos publicadas- que se conozcan y que apunten a sustituir al plástico.
Es más, si pensamos un poco en ello, se nos hace difícil imaginar que podamos estar sin plástico. En este mismo despacho encontramos multitud de cosas de plástico, empezando por las cámaras que hacen posible que ustedes tengan nuestra imagen, siguiendo por los cables y continuando con los lentes de mirar, los ordenadores etc., el plástico está -¡está!- y ocupa un papel trascendental en la materialización de los derivados del petróleo. Y está siendo un semillero de graves, graves, graves, ¡gravísimas consecuencias!
Todavía no hemos llegado al límite de intolerancia, de salir por la calle y tener que ir quitándonos los plásticos de enmedio ¿verdad? -todavía-, pero en los mares cada vez se nota más y cada vez se recicla, como decíamos, menos (un 9% tan sólo).
Y los países no han prestado la suficiente atención para que haya una alerta y alarma, como la hay con el Cambio Climático, como la hay con el consumo de tabaco, como la hay con el consumo de productos refinados. O sea, hay campañas que vemos que en alguna medida reducen las posibilidades de contaminarnos, pero en el caso del plástico…
¡Ahí está la noticia! Ahí está el comentario y tomemos consciencia de ello. Y en la medida de -lo posible- hagamos presión, tanto en nuestro consumo diario, como ante las posibilidades que tengamos de introducir nuevas variables de empaquetado, de utilización, de cuidado, etc. que no sean de plástico.
Vía: http://www.comunicacionestian.com