Roca, azotada por la fuerza irresistible del mar bravío
en su acantilado.
Ella, permanece impávida, estática, a pesar de romper
las magestuosas olas, por ello se siente mojada de
forma constante. Tiene la mirada centrada en la misma
dirección. Allí permanecerá, hasta que la erosión del
líquido elemento en unión de los agentes atmosféricos
desgasten su existencia…
A pesar de estar cautiva de la quietud, su pensamiento,
no cesa en volar, para penetrar en ese mar de aventura.
De vez en cuando, derrama una que otra lágrima,
cuando escuchaba una voz que le dice: ¡Búscame en
las olas, cuando se duerma el sol!!.