Después de querernos tanto, y regalarnos noches
de amor y pasión, deseo ser de nuevo brisa para
besar tu piel…
Con frecuencia, me suelo despertar entristecido
por tu ausencia; siento un ligero frío en mi alma,
pues necesito la templanza que tu me proporcionas.
Anhelo que seas mi estrella y mi guía, en cambio
yo, seré el lucero que alumbre tu camino.
Tu eres quien puede curar mi herida, de lo
contrario, me veré debilitado al carecer de terapia
que me sane.
Ven, no dilates más la ausencia, pues el tiempo
se esfuma, como lo hace el humo del cigarrillo.
¡El corazón, es libre, ten el valor de escucharlo!!