Ya no vibran en mis manos, las promesas sutiles
pronunciadas por puro compromiso…
Ya no brilla en mi semblante, aluviones de sonrisas,
que afloran con la finalidad de paliar el olvido.
Las ventanas de mis ojos, han vuelto a contemplar
los tonos amarillos y verdes que nos regala la
naturaleza en su estación preferida.
Ha desaparecido, el rumor del mar bravío de mi
Costa Dorada, para entrar en la nueva estación
veraniega, y soportar con parsimonia, esas mañanas
en su playa, carentes del acostumbrado sosiego de los
meses precedentes