Somos muchos más que más, los que nos consideramos
jóvenes de corazón, en cambio, poco o casi nada solemos
recordar de la pasada juventud.
Hemos llegado a olvidar, aquellos tiempos que nos
embargaba la melancolía, o incluso la tristeza, al recibir
un desplante o una mirada inoportuna…
Esclavos nos sentíamos, hasta lograr el equilibrio emocional.
¡Cuando el amor nos habla con sentido, nos ayuda a
fortalecer las ilusiones!!.
Tenemos momentos, que deseamos recuperar ese corazón
enmudecido, cual las ruinas de un templo vacío, abandonado
y carente de luz.
Nuestros recuerdos, son más fuertes que el olvido, pues
sus nombres siguen flotando en el aire que respiramos.