«Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera», reza un verso de Pablo Neruda en el cartel que señaliza desde hoy como lugar de memoria histórica el antiguo cementerio de San Rafael de Málaga, que alberga el mayor conjunto de fosas comunes de la Guerra Civil y el franquismo.
El cartel se sitúa a pocos metros de la pirámide de ocho metros de altura y revestida de mármol inaugurada en 2014, cuyo interior contiene los restos de 2.880 personas recuperados durante tres años de excavaciones y en cuya superficie están grabados los nombres de las 4.400 víctimas documentadas en este lugar durante dicho periodo.
Un emocionado José Sánchez Gallardo, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, recordaba hoy en el descubrimiento del cartel a quienes «entregaron su vida en defensa de un sistema democrático».
Ha resaltado que, después de «cuarenta largos años de dictadura en los que los cuerpos estuvieron en inmundas fosas comunes, cementerios y cunetas», llegó la democracia y los familiares tuvieron que «esperar otros cuarenta años» para que empezaran a producirse estos reconocimientos.
«Muchos familiares ya no están aquí para ver este momento en que se honra la lucha de sus parientes y se dignifica su descanso eterno», ha añadido Sánchez Gallardo, que ha asegurado que no olvidan «a los cientos de compañeros que siguen sepultados en cientos de fosas».
Por su parte, la consejera andaluza de Cultura, Rosa Aguilar, ha agradecido su esfuerzo a los familiares de las víctimas «por mantener vivo su recuerdo» y a los colectivos memorialistas «por hacer posible la concienciación de la ciudadanía en torno a la memoria histórica y democrática».
La consejera, que también ha asistido al descubrimiento de otro cartel que recuerda la antigua Cárcel de Mujeres de Málaga, ha anunciado que mañana estará ya disponible para su consulta el catálogo de lugares de memoria histórica de Andalucía.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), ha lamentado que la Guerra Civil supuso una «fractura» del país que se intentó superar «en la Transición, quizás no todo lo necesario», porque «quedaban por resolver cosas», como «dar una sepultura digna a las víctimas de represalias».