No se puede comprender el viaje que realizará el papa Francisco a Egipto, previsto para el 28 y 29 de abril, sin entender la saña asesina que sufre la minoría cristiana copta a manos del fundamentalismo islámico.
Esta colectividad, retratada junto a otras comunidades en las novelas «El cuarteto de Alejandría», del escritor británico Lawrence Durrell, sufrió el domingo pasado dos atentados suicidas -en iglesias de Tanta y Alejandría- que dejaron por lo menos 46 muertos y más de un centenar de heridos.
Los ataques fueron reivindicados por el grupo islamista radical Estado Islámico (EI) que se ha hecho fuerte en esa zona de la península del Sinaí.
Los coptos y su papa, Teodoro II, junto a otros religiosos egipcios apoyaron el golpe de Estado encabezado el 16 de julio de 2013 por el mariscal Abdel Fatah al Sisi contra Mohamed Mursi, un dirigente de los Hermanos Musulmanes convertido en el primer presidente elegido en comicios libres de Egipto.
Durante el gobierno de Mursi más de 40 iglesias sufrieron ataques en todo el país, y la comunidad cristiana egipcia, junto con los coptos, fueron uno de los blancos preferidos por los yihadistas.
Si bien la presidencia de Al Sisi fue respaldada luego en las urnas, la relación entre el gobierno egipcio y los coptos se fue deteriorando drásticamente junto con la situación económica. En diciembre de 2016, al menos 23 coptos fueron asesinados en un atentado en la Catedral de San Marcos.
No es nueva la discriminación que sufren los coptos en Egipto, ya que durante siglos esta comunidad fue marginada en un país de mayoría musulmana. En febrero pasado, los yihadistas amenazaron a los coptos y les dijeron que «lo peor» estaba por venir.
A pesar de la violencia, que está recrudeciendo en Medio Oriente, el Vaticano confirmó el viaje de Francisco y dijo que el papa está muy bien informado sobre lo que ocurre en Egipto, un país de mayoría musulmana donde los coptos constituyen el 10% de la población de 95 millones de habitantes.
Marginados del Estado y utilizados a veces como chivos expiatorios, muchos coptos se identifican con su origen árabe, aunque no creen que pertenezcan históricamente a esta raza.
Los coptos son reconocidos como la civilización descendiente de los faraones egipcios. Y se han extendido a otros países vecinos como Libia y Sudán. En Australia hay unos 30.000 coptos, la más grande colectividad después de Egipto, según el sitio web de ABC News.
Los recientes atentados ocurridos durante el llamado «Domingo de Ramos» provocaron «perturbación y gran sufrimiento», pero de ninguna manera pueden impedir la visita del Papa, reconoció el sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, Angelo Becciu.
Para este funcionario, los ataques yihadistas buscan impedir el diálogo y una mayor amplitud que, a su juicio, gozan en la actualidad los cristianos coptos.
Cuando se lo consulta sobre el fundamentalismo islámico, el papa Francisco se niega a asociar al islam con el extremismo.
«Ninguna religión es terrorista. El terrorismo cristiano no existe, el terrorismo judío no existe y no existe el terrorismo musulmán… son generalizaciones intolerantes que los fortalecen, basado en el odio y la xenofobia», dijo Jorge Bergoglio, durante la visita que realizo a California, entre el 16 y 18 de febrero pasado.
Recientemente, la Iglesia católica fue criticada por la presencia del arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, durante la entrega de armas que hizo la organización separatista vasca ETA en Bayona, Francia, el pasado 7 de abril.
El Comité de Víctimas del Terrorismo (Covite) envió una carta al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Varolin, mediante la cual mostraron su indignación por la presencia de Zuppi en un «acto propagandístico» de ETA.
Lo cierto es que Francisco suelen generar polémica tanto en la izquierda como en la derecha. Con respecto al islam, su posición es diferente a la del anterior papa Benedicto, quien durante un viaje a Alemania citó en la Universidad de Ratisbona al emperador bizantino Manuel II Paleólogo.
«Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y allí sólo encontrarás las cosas más inhumanas, como su directiva de difundir por la espada la fe que él predicaba», dijo Paleólogo en 1391.
Por supuesto, la cita utilizada por Benedicto no resultó nada feliz y provocó una ola de indignación en el mundo árabe.
Así como la Iglesia católica se ha pronunciado en varias oportunidades sobre el islam, del mismo lo han hecho filósofos, analistas y políticos, entre ellos el recientemente fallecido profesor emérito de la Universidad de Columbia en Nueva York, y de la Universidad de Florencia, Giovanni Sartori.
En un capítulo de su libro «La carrera hacia ninguna parte», Sartori se pregunta si se está librando o no una guerra entre Occidente y el islam, y se responde:
«En mi opinión, sí. Quien cree que no, usa para definir la guerra criterios pasados y del pasado. Mientras que la guerra de la que estamos hablando es una guerra totalmente inédita, sin pasado. Hay que calificarla 1) terrorista, 2) global, 3) tecnológica, y 4) religiosa», dice el politólogo Sartori.
El Vaticano conoce bien la realidad de Medio Oriente. Los yihadistas, dominados por su fanatismo, han amenazado con matar al papa y «conquistar» Roma. Sin embargo esta situación no parece amedrentar a Francisco para realizar su primera visita oficial a Egipto.