Aunque todos aspiramos a una sonrisa blanco nuclear de anuncio de pasta dentífrica, en realidad no existe la coloración perfecta, sino que cada individuo tiene la suya característica, que además puede variar entre las diferentes piezas bucales e incluso entre la punta y la raíz de un diente.
Por otro lado, el color leche es impropio de los individuos en edad adulta, que por naturaleza mostramos en nuestra dentadura un tono marfil ligeramente amarillento. Así que aquellos que exhiban una dentadura blanca y perfecta, revelan implícitamente que la han conseguido por métodos artificiales como fundas, implantes cerámicos, blanqueamientos bucales, etc.
No obstante, el correcto cuidado de la higiene bucal influye mucho en que la coloración del esmalte sea tenue, uniforme y no se vea alterada por la presencia de agentes externos. Es decir sustancias colorantes que se adhieran a la capa exterior del diente o muela, o bien sustancias incoloras que sean susceptibles a reacciones químicas que les den color y también queden pegadas a la pieza y propicien las llamadas tinciones extrínsecas o externas.
Generalmente, este tipo de sustancias se eliminan con un cepillado con pasta dentífrica tras las comidas o la ingesta de sustancias que pueden teñir. Pero si no tenemos el suficiente celo, como suele ocurrir, pueden quedar fuertemente adheridas a la superficie o inseridas en las porosidades de esta, con lo que pueden adquirir aspecto crónico y requerir de tratamientos estéticos más potentes para su eliminación, por ejemplo con sustancias oxidantes, bicarbonato, etc.
A este respecto hay que tener en cuenta que en la tinción no intervienen solo las sustancias colorantes, sino también la existencia de otras corrosivas que las acompañen y que puedan atacar la superficie del esmalte, propiciando poros donde se puedan asentar las tinciones y de donde sea más difícil extraerlas.
Adicionalmente, existen una serie de tinciones internas, que se producen en los materiales que conforman el diente por diversos factores -antibióticos, desnutrición, anemias, avitaminosis, etc.- especialmente durante la infancia y que son imposibles de eliminar sin cirugía.
Las 10 sustancias que más manchan los dientes
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El tabaco:
La nicotina es tal vez el elemento que más influye en la tinción de los dientes y que más cuesta extraer, ya que nadie se los lava cada vez que fuma un cigarrillo o un habano.
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El café:
El café contiene varias sustancias que intervienen en la tinción del diente. Por un lado están los cromógenos, que son sustancias incoloras por sí mismas, pero que pueden reaccionar con el medio y adquirir color. Además presenta taninos, que son los que le confieren su color y que pueden quedar en los poros del esmalte. Por otro lado es una bebida ácida, por lo que puede aumentar la porosidad dental. Se aconseja un cepillado, o al menos un enjuague con agua, tras su ingesta.
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El té:
Presenta unas condiciones similares a las del café. Incluso en el caso del té negro, las tinciones pueden ser mayores por que presenta más taninos, por lo que la limpieza o enjugue tras beberlo es muy preceptiva. El té verde, en cambio, si no va acompañado de demasiado azúcar, no mancha tanto.
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Los colutorios con clorhexidrina:
Hay personas que tienen la costumbre de usar una vez al día un colutorio bucal para fortalecer las encías y prevenir infecciones bucales. Deben cuidar que esté exento de clorhexidrina, pues en usos continuados amarillea los dientes.
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El vino:
El vino presenta agentes cromógenos y taninos; por lo tanto mancha los dientes si se consume, sobre todo en el consumo diario. A este respecto, el tinto es más agresivo que el blanco, aunque ambos manchan. Además, el blanco puede presentar una acidez mayor que aumente la porosidad. Es recomendable enjuagarse la boca tras beber vino.
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Las colas y bebidas azucaradas en general:
Presentan el problema tanto de los agentes colorantes que contienen como de su elevada acidez y del azúcar, que sirve de alimento a las bacterias que corroen el diente y por tanto facilitan poros donde se asiente la tinción.
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Los caramelos:
Están en una situación similar a la de las bebidas azucaradas, además de ser muy poco recomendables por provocar caries y por sus cantidades disparatadas de azúcares.
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Los vinagres de vino y las salsas:
Al ser un derivado del vino pueden presentar taninos y agentes cromógenos. Además son altamente ácidos. Aunque lo normal es que se ingieran en pocas cantidades, se debe tener cuidado con los vinagres de Módena caramelizados, así como las salsas coloreadas como la de soja o el ketchup, porque añaden el efecto de los azúcares que puedan contener.
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Las bayas:
Desde las fresas a las moras, pasando por los arándanos, frambuesas, etc., presentan sustancias que pueden teñir intensamente el esmalte dental, por lo que se recomienda un cepillado tras su ingesta.
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Los cítricos:
Aunque su coloración no sea fuerte, se une la presencia de ácidos y azúcares, que pueden agredir el diente.